Esta leyenda urbana habría dado pie a un chiste de Eugenio: "Saben aquel que diu que los comerciantes chinos no pagan impuestos?" Y es que desde hace unos años, con la llegada masiva de inmigrantes, se ha alimentado la leyenda urbana de que los extranjeros al abrir un negocio reciben ayudas o no pagan impuestos.
No es extraño escuchar en las conversaciones de barrio aquello de “los chinos tienen una moratoria de cinco años para pagar impuestos y por esa razón, transcurrido ese periodo, cambian el nombre del propietario del comercio que regentan para así volverse a beneficiar de la ayuda”, o aquello otro de “me consta que los chinos pagan cantidades descomunales al contado para el traspaso de comercios”.
Pero subiendo un peldaño más en la escala de las conversaciones populares, la propietaria de un bar de la zona de Arc de Triomf de Barcelona, lugar, por cierto, donde abundan los comercios chinos, va más allá “sé de buena tinta que los chinos no pagan impuestos porque los sueldos de los funcionarios de la Generalitat se están pagando con la emisión de deuda pública a la que acuden fondos de inversión chinos”. Pensándolo bien podría ser cierta esta afirmación, tiene su lógica... “con la actual crisis, los sueldos dentro de la Generalitat se pagan con fondos de inversión de China y a cambio las administraciones catalanas ofrecen ayudas a la comunidad china para que pueda abrir sus propios negocios”.
El caso es que hemos consultado a diversas fuentes oficiales, como son el Gabinete de Alcaldía del Ayuntamiento de Barcelona, el Ministerio de Economía y Hacienda, la PIMEC (Micro, pequeña y mediana empresa de Cataluña), la Cámara de Comercio de Barcelona y la Confederación de Comercio de Cataluña, y todas han coincidido en su respuesta: “todas aquellas personas que regentan un comercio, o quieren abrir uno, deben hacer lo mismo y pagar las mismas tasas”. Así pues, se podría decir que todas esas conversaciones callejeras son pura leyenda urbana, a juzgar por lo que nos han confirmado las instituciones anteriormente citadas.
De hecho los organismos internacionales sitúan a España en las últimas posiciones en cuanto a la facilidad para hacer negocios y crear una empresa. Como muestra un botón. En cuanto a la puesta en marcha de un negocio, es notorio que las trabas administrativas son superiores a la media de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (ocupa la posición 102 en el ranking global y la 26 dentro de la OCDE). En España son necesarios 10 procedimientos y 47 días para poner en marcha un negocio, mientras que en la media de la OCDE son necesarios 7 procedimientos y 18 días. En cuanto al pago de impuestos, las empresas españolas deben hacer efectivos un número de impuestos inferior que la media, pero el tiempo que le representa en la formalización es el más elevado de la OCDE tras la República Checa (la mayor parte de este tiempo se dedica a hacer efectivas las cotizaciones sociales y otros tributos ligados a los trabajadores), y el porcentaje de los beneficios empresariales que se destina a cumplir con las obligaciones fiscales es el sexto más elevado de los países de la OCDE (del que el 34,9% corresponde a cotizaciones sociales).
En cuanto a la regulación que afecta a la contratación laboral, España ocupa el puesto 161 en el ranking global de 175 países y la penúltima posición entre los países de la OCDE. Sin embargo, los índices de dificultad de contratación, de inflexibilidad en los horarios, de dificultad de despido, y de rigidez laboral en España son muy elevados. También los costes de contratación y despido son superiores a la media.
Concretamente el coste de todo el proceso de puesta en marcha de un negocio es del 15% de la renta per cápita, frente al 5% de media de los países de la OCDE. En otras palabras, crear una empresa en España tiene un coste aproximado de 3.300 euros, mientras que la media de la OCDE es de unos 1.600.
Así pues, leyendo estos datos podríamos desmentir aquello, propio de los corrillos de vecindario, de que “los inmigrantes vienen a España porque es el paraíso para abrir su propia empresa”.