Me había tomado unas largas vacaciones y quería escoger bien cómo y cuándo volver a la vida social. Yo en esto ya me he vuelto como Preysler que elige muy bien sus apariciones públicas.
Estamos en el mes de la moda. Al menos en Madrid. Y eso se nota. Hace poco tuvo lugar la Vogue Fashion Night Out organizada por la revista de ese nombre y que en España dirige magistralmente Yolanda Sacristán. Todo un éxito teniendo en cuenta la crisis que estamos viviendo. Y ahora estamos en plena Cibeles Fashion Week (antes Pasarela Cibeles) y las modelos pululan por la ciudad y habrá que darles algo más que agua para que se entretengan un poco.
El caso es que ayer Vanity Fair aprovecho que cumplía dos años en España para hacer un cumpleaños por todo lo alto y aúno para tal fecha dos cositas; portada de Baronesa Thyssen en posando en Más mañanas con sus perritos (todas las ricachonas de cierta edad tienen perros pequeños, hagan la prueba), pero fotografiada por Mario Testino que viene a ser algo así como el Arguiñano de la fotografía. A cambio Tita, que es muy generosa, accede a poner una exposición en el Museo con las mejores fotos de Mario (recomendable visitar, por cierto, hasta primeros de Enero está).Y como en España festejar con cócteles nos gusta más que a un tonto un lápiz…ya tenemos fiestón.
Antes de pasar a las negritas, por cierto, déjenme que felicite a la directora Lourdes Garzón (de Vanity Fair) por su sonrisa y por su buen hacer. Leer esa revista es como leer una novela; te entretiene, aprendes y dura como poco un par de semanas.
Y ahora sí, las negritas. Estaba por allí Obregón; al natural más bajita y más joven. Dos clónicas la rodeaban. No despertó muchos entusiasmos, ya está pasada de moda y encima enseguida que vislumbró que aparecería Antonia dell´Ate salió por patas. Una pareja que me encanta, Paloma Segrelles madre e hija. La madre es encantadoramente cínica. Apenas se molesta en disimular con quién quiere y no quiere hablar. La hija debe de tener más paciencia y se para más. Si no te fijas bien es complicado distinguirlas; hablan igual, miran igual, se maquillan igual y además visten igual. Un primor.
Pongo algunas más para rellenar pero enseguida voy al lío y a mi gran descubrimiento; estaban Blanca Martínez de Irujo, Carmen Lomana (que Carmen esté en una fiesta ha dejado ya de ser una noticia), Nuria March (discreta como siempre)…y más de las de siempre.
Pero cuando ya todo me parecía aburrido por ser lo mismo de todos los años (además el calor era insoportable y los canapés brillaban por su ausencia (no los sacaron hasta pasadas las nueve de la noche) entonces apareció ella como una exhalación. En mi grupo un periodista dicharachero, Jesús Manuel, nos acercó a María Margarita de Vargas Santaella, la mujer de Luis Alfonso, la flamante duquesa de Anjou. Mi parto inminente hace que no sea fácil disimular una gran barriga y eso siempre llama la atención de las que han sido recientemente madres (en realidad facilita mucho las conversaciones, cuando deje de estar embarazada fijo que lo echo de menos, hablar de la lactancia ya no es tan entretenido). Así que hechas las presentaciones nos afanamos a charlar de los niños; que qué bien estás, yo engordé más que tú, bueno mujer tú estabas de gemelos, por cierto qué ricos son, pues sí, ya pesan casi nueve kilos, ¿y la niña? Qué mona, hay que ver lo que se parece a tu suegra….ejem, sí, la verdad, mirada hacia arriba y ladeada…oye qué contenta en España, ¿no? sí, es más frío Nueva York, ¿la llevas al mater, verdad? Sí, estoy feliz. O sea, lo que viene siendo una charla de dos marujas (yo la primera) metidas a parlotear de temas maternales. ¡Quién me lo iba a decir a mí! Yo hablando con la mismísima duquesa de Anjou de pañales y mocos. Ciertamente parir nos pone a todas al mismo nivel. Por cierto, la televisión es injusta, está más que flaca.
Sé que desperdicié una oportunidad de oro al estar tanto rato hablando con ella y no preguntarle por la dichosa miniserie sobre el padre de su marido. Pero me dio corte preguntar por temas pelín escabrosos. Estoy perdiendo diente afilado. Claro que si me hubiera puesto habría llegado a decirle lo que pienso y no es plan. Mejor hablar de lo ricos que están los niños que es conversación segura.
Por cierto. ¿Se imaginan que Franco hubiese puesto de rey a Alfonso de Borbón? ¿Sería nuestra reina Carmen Martínez-Bordiú? Y entonces ¿qué hubiésemos hecho con el pobre José Campos? Y María Margarita sería princesa de Asturias pero a Jaime Peñafiel ya no le haría tanta gracia meterse con ella y entonces todo sería más aburrido. Mira, por un momento he llegado a pensar que Franco hizo algo bien en su vida.
Si (
No(
