El que fue la cara visible del colectivo laboral de los controladores aéreos este verano, en el conflicto con Aena y Fomento,
César Cabo, está siendo objetivo de ataques muy fuertes de tipo personal. A nuestra redacción y a otros medios de comunicación han llegado mensajes anónimos, en forma de fax y e-mails, en los que se dan datos de la vida personal de Cabo. Datos realmente comprometedores y malintencionados, con más intención de hacer daño a su imagen que comunicar cualquier dato de interés. Lo único que merece la pena revelarles a ustedes, para no entrar en el juego de estos remitentes anónimos, es que se le reprocha, entre otras cosas, que "le ha faltado tiempo para acudir a los platós de TV e inflar su ego".
En eso sí coincidimos y hace unos días, concretamente una semana,
dedicamos a César Cabo un Im-presentable en el que cuestionábamos el uso personal que estaba haciendo el portavoz sindical de su fama coyuntural para beneficio propio. Seguimos creyéndolo, pese a las
críticas que recibimos de admiradores y admiradoras de Cabo -como contamos, el joven tiene un grupo de casi 5.000 fans que elogian, sobre todo, su belleza física-. Lo que sí condenamos, enérgica y rotundamente, son estos ataques mezquinos de tipo personal que se están enviando y hemos recibido. Y no queremos, claro, que se confunda una cosa con otra. Nuestro objetivo era, claramente, criticar una cuestión de un personaje público, nunca inmiscuyéndonos en su vida privada.
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