martes 14 de septiembre de 2010, 10:00h
Después de más de un mes de haber abandonado la Casa de Nariño, el ex presidente Álvaro Uribe se niega a pasar inadvertido, y la noticia ahora tiene que ver con sus recientes declaraciones a favor de su primo Mario Uribe, a quien se le sigue un proceso por parapolítica.
En este sentido, el ex mandatario aseguró que la desigual votación obtenida por Mario Uribe en sus campañas al Congreso, en el 2002 (más de 100 mil votos) y el 2006 (66400 votos); se debió al apoyo que éste le brindó a su entonces aspiración presidencial, y no a algún tipo de nexo o negociación con miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Con estas afirmaciones, se puede decir que el ex Jefe de Estado a ‘metido las manos al fuego’ por causa de su primo; sin embargo, es bien sabido, que durante la gestión presidencial de Uribe se empezaron a develar los fuertes lazos que, en el momento, unían a los grupos paramilitares con la clase política que componía en legislativo e incluso el ejecutivo.
Escándalos como la existencia de un Congreso en el que por lo menos el 35 por ciento de los funcionarios eran fichas de los paramilitares, o las continuas acusaciones y señalamientos de algunos miembros del gabinete de Uribe como colaboradores y simpatizantes de éste grupo al margen de la ley, dejo bien en claro la evidente ilegitimidad del Estado; no obstante, los tentáculos de la justicia nunca han llegado demasiado lejos y la cadena inició su ruptura por los eslabones más débiles.
Entonces, poco a poco fueron cayendo políticos acusados de mantener vínculos con los paramilitares, y la Corte Suprema de Justicia empezó a tejer una red en la que, en abril de 2008, cayó Mario Uribe. Desde entonces, el ex presidente ha hecho una férrea defensa de la honestidad de su primo, con el mismo aplomo con el que ha protegido ministros, funcionarios, e incluso a sus propios hijos, quienes han sido acusados de diversos ilícitos.
¡Pobre ex presidente!, en tan solo ocho años tuvo que convertirse en el superhéroe de sus funcionarios y familiares, y parece que ni dejando la presidencia puede quitarse el traje de licra y la capa. Sólo la justicia determinará la culpabilidad o inocencia de Mario Uribe, pero más de dos años de investigaciones sólo dejan una conclusión: ‘cuando el río suena es porque piedras lleva’.