Querido y estimado amigo: Te felicito, algo tarde ya, por tu excelente aportación a los 'Diálogos del Cerdo Ibérico' celebrados en Fregenal de la Sierra. Es un tema al que aporté, en su día, mi granito de arena. En la misma dices: "el sector agrario y ganadero sigue siendo estratégico, y debe consolidarse". Y añades: "la atención a la agricultura casi siempre brilla por su ausencia, hasta tal punto que ni siquiera hay ministerio del ramo". Corroboro tu afirmación ante una situación interna de profundo desasosiego con el agravante de las escasas facilidades en los trámites administrativos y burocráticos para la exportación, con problemas increíblemente absurdos.
Después, en una entrevista sobre el tema señalas, en otro aspecto, la falta de un proyecto de país por parte del Gobierno, en lo que muchos estamos de acuerdo y que las comunidades autónomas, como los aristócratas en los primeros tiempos de los Reyes Católicos se decía "son díscolas y levantiscas" y que no estaría mal un repaso a la Constitución y a su capítulo VIII. Dado que las englobas a todas me considero aludido.
Aquí llega mi total desacuerdo, como bien puedes suponer. La Constitución española bien leída da legalidad a muchas peticiones periféricas. El meollo del problema está en que la nación española las niegue agarrándose a la letra de la ley por ego nacionalista, por conveniencia económica (no es lo mismo solidaridad que expolio) y por tenencia del gen de la unicidad, sin querer entender que esto puede no ser compartido por otra nación a la que se que se le imponen unas reglas de juego con las que no está de acuerdo.
Tú sabes bien en qué condiciones políticas se redactó la Constitución, las que por suerte han cambiado mucho en general pero los cambios siguen sin aplicarse al "problema catalán". No somos "díscolos ni levantiscos" sino una comunidad humana que siempre ha sido solidaria y que no puede dejar de exigir lo que es su propia esencia.
Y un fuerte abrazo. Nunca te jubiles.
Si (
No(
