domingo 29 de agosto de 2010, 21:55h
En la política pasa como en la moda, cada temporada empieza con un desfile que anticipa tendencias. Lo que se va a llevar marca, paradójicamente, lo que ya no se lleva. En el PSOE y en Gobierno lo que ya no se lleva es la adhesión incondicional a ZP. El proceso es conocido, en realidad el normal en la ascensión y caída del ídolo de turno en nuestro país: es ver que las sandalias de oro esconden unos pies de barro, y ¡a por él...! El presidente Rodríguez Zapatero, cuya victoria cosechó posiblemente el mayor caudal de afecto ciudadano de todos los presidentes de la democracia, obedecido por amor o por temor por sus comilitones hasta lo pornográfico, inicia su otoño de perro pulgoso con el sabor de la hiel de la contestación interna en los labios. A perro flaco, ya se sabe, huelga general, presupuestos en el alero, el PP a la rebañina y Marruecos "ayudando"
Tomás Gómez y Patxi López son, para mí, solo la cara visible de un malestar mas hondo e insidioso. El líder socialista de Madrid (el mismo Gómez que el propio Zapatero eligió para 'defenestrar' de mala manera al anterior, Rafael Simancas; sí) se niega a catar la medicina que tan generosamente ayudó a administrarle a Simancas, no "compra" la mercancía de que Trinidad Jiménez tiene más posibilidades según las encuestas de quitarle la mayoría absoluta, o sea, el Gobierno de Madrid, a Esperanza Aguirre, y ha respondido al intento de Zapatero de sustituirle como candidato por la ministra de Sanidad convocando elecciones primarias... ¡por dignidad! Quiere para Madrid el respeto que Ferraz muestra a Cataluña, dice. ¡Anatema!, como pierda le laminan, ahora, si gana, Capitán General
Las primarias son un invento que los socialistas elogian en público como el no va más de la democracia, y lamentan a gritos en privado (de unas "primarias" salió Zapatero, recuerdan los socialistas, muchos todavía con admiración pero cada vez más con gesto de espanto. Tomás Gómez es el primer "insumiso" con cargo orgánico de la era ZP. El lehendakari Patxi López, otra criatura de ZP que une al mando orgánico el institucional, el segundo. Se ha atrevido a ponerle voz a lo que muchos callan, que al Gobierno le falta "fortaleza". Con la generosísima ayuda del PP, López está haciendo posible lo que parecía imposible, que no gobierne el PNV sin que se hunda Euskadi. La siembra de sal de décadas de nacionalismo etnocéntrico creo que explica que el temor a que España les arrase persista en las encuestas vascas. Nada que no pueda curar, en mi opinión, el tiempo... siempre que lo permitan las cesiones que Zapatero tendría que hacer (¿y hará?) al PNV... para sobrevivir - 'como sea', ¿recuerdan? - en la Moncloa el año que aun nos separa de las elecciones generales.