miércoles 21 de julio de 2010, 22:21h
En Salamanca no sólo se habla del homenaje a Vicente del Bosque, sino también se centran los comentarios en los ecos de la boda de la hija del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. De Vicente del Bosque lo sabemos todo, pero del bodorrio de la hija de Don Ignacio, muy poco. El Mentidero quiere poner al día los ecos de sociedad. En plena canícula, el calor eléctrico merece un análisis.
Hubo invitados de todos los colores y todos los atuendos, mezclándose empresarios con políticos en un cóctel siempre complejo. Entre los asistentes estuvo el presidente de la Generalitat de la Comunidad Valenciana, el “Gürtel” Francisco Camps, y el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, quien acudió en solitario a la cita, aunque algunos medios han escrito que había ido con su mujer, e incluso llegaron a comentar la naturalidad del comportamiento de ambos cuando tenían ya decidida la separación. El Mentidero sabe de buena tinta que Ana Rodríguez no acudió al evento, lo que mucho lamentaron los invitados, porque es guapa y con un glamour a Tous que se deja notar.
La boda tuvo más gente importante como invitados, como corresponde a un millonario como Ignacio Sánchez Galán, poseedor de varias fincas entre las tierras charras y el campo extremeño. La catedral de Ciudad Rodrigo fue el lugar del “sí quiero” de Inmaculada Sánchez y David Mesonero. Después en una de sus fincas se llevó a cabo un almuerzo de alcurnia. Algunos aún se chupan los dedos.
No faltó Juan José Hidalgo, presidente de Globalia, y Tomás Villanueva, vicepresidente segundo de la Junta de Castilla y León. Las crónicas apuntan también que acudió Josu Jon Imaz, presidente de Petronor, José Olivas, presidente de Bancaja, Gerardo Díaz-Ferrán, presidente de la CEOE, Manuel Marín, expresidente del Congreso de los Diputados, y Fernando Becker, exconsejero de Economía de la Junta de Castilla y León.
A quien no se vio por allí fue a Florentino Pérez, todavía sorprendido de que Ignacio Sánchez Galán no le invitara al evento.
En una boda así no podía faltar la verdadera chispa de la vida de estos tiempos, el vino. Un blanco Emina especial para la ocasión, fresquito y servido como mandan los cánones, dio los primeros toques, para después el personal paladear un tinto Matarromera de nivel superior.
Carlos Moro, socio de Ignacio Sánchez Galán en varios proyectos empresariales, no cabía en sí de gozo viendo, como vio, que los invitados apreciaran el retrogusto de sus vinos. Enhorabuena a todos.