No obstante, desde ambos partidos quieren restar importancia a la cena que celebraron ayer los máximos líderes de ambos partidos nacionalistas, el vasco
Iñigo Urkullu y el catalán,
Artur Mas,
a la que también asistió el portavoz parlamentario de CiU,
Josep Antoni Durán i Lleida, pero no su homólogo vasco, Josu Erkoreka.
El encuentro, discreto pero no secreto, se celebró en un restaurante cercano al Congreso de los Diputados y según fuente de estos partidos, hay que enmarcarlo en las reuniones que celebran “periódicamente” para analizar los acontecimientos políticos. La última había sido retrasada en diversas ocasiones por motivos de agenda. En CiU quisieron aprovechar la circunstancia de que Mas se encontraba en Aranjuez participando en unos cursos organizados por el diputado de CiU,
Jordi Xuclá, por lo que fijaron la cita para el lunes por la noche en Madrid. El momento no podía ser más oportuno, horas antes de votarse en el Congreso las resoluciones del debate del Estado de la Nación y de debatir el techo de gasto presupuestario, y la víspera del encuentro entre Montilla y Zapatero en Moncloa.
En esta ocasión los tres líderes coincidieron en mostrar su preocupación por "el recorte en el Estado plurinacional" que creen que está afectando a Euskadi y Cataluña, sobre todo después de la sentencia del Tribunal Constitucional, un asunto que, precisamente, como decimos, será abordado entre el presidente del Gobierno y el de la Generalitat de Cataluña mañana, miércoles, en el Palacio de la Moncloa.
El indisimulado acercamiento del PNV al Gobierno puede facilitar las cosas dado que CiU ahora debe desmarcarse por pura estrategia electoral del PSOE-PSC. Fuentes del PNV confirmaron a este diario que las conversaciones de Urkullu con Zapatero son habituales, pese a que el dirigente vasco también está jugando ‘a dos barajas’ y ha roto las frías relaciones que mantenía con el PP y su presidente,
Mariano Rajoy.
No obstante, este acercamiento es contemplado por el PSE en Euskadi con preocupación mientras en Madrid se ve como la única vía para salvar los muebles de los Presupuestos Generales del Estado de 2011 y que no haya un adelanto electoral. A cambio, los nacionalistas vascos esperan además contar con el apoyo de los socialistas a los presupuestos de las diputaciones vascas en las que gobiernan.