Análisis del Mundial
sábado 26 de junio de 2010, 12:45h
Viva el resultado. Es la razón de la prensa. Y más en la deportiva. Explicar, dar razón a lo acontecido es fácil y ahora que España está en el lugar que todos esperábamos no hay que mirar atrás. El fútbol es tan injusto que ofrece siempre razones para el elogio y la crítica a partes iguales. Pero, al final, el resultado y sólo el resultado es lo único que vale. Y en esas España ha terminado la primera fase como líder de su grupo y ahora encara los octavos de final contra Portugal, un partido que estaba en la hoja de ruta de La Roja desde que se conoció el sorteo. Nadie hablará de Suiza, de Honduras o de Chile (si es que no se carga a Brasil). Y menos del juego. Empieza otro Mundial.
He de reconocer que Del Bosque me recordó al entrenador inmovilista del Real Madrid. Sota, caballo y rey. Y los jugadores le recompensaron o mejor dicho el fútbol. Porque si hay una sola selección que se sabe a lo que juega en este Mundial esa es España. Es su mérito. Su gran mérito. Y por eso nos temen y más de uno quería vernos fuera tras el accidente contra Suiza y el mal partido contra Honduras. Pero hete aquí que el entrenador, erre que erre, siguió por los mismos derroteros. No le importaban las críticas, igual que cuando en el Real Madrid le pedían un cambio de estilo. Ganó los títulos a su manera y cuando cambiaron el libreto la cagaron con vistas a la calle. Todavía lo están pagando. Pero esa es otra historia. En la selección morirá con su once y con el toque. O a lo mejor nos dará la mayor alegría jamás soñada.
Otra historia es también Iniesta. Es el jugador más desequilibrante de España. Es la diferencia entre lo absurdo y lo brillante. No hay duda de que este equipo necesita su presencia en el campo. Al igual que espera a Torres, un nueve sin chispa que parece peleado con el gol. Tal vez lo esté reservando y aparezca en partidos más importantes. Como la selección se ha ganado el crédito y la espera.
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