En la Moncloa ya trabajan con la hipótesis del fracaso aunque no tirarán del todo la toalla hasta la víspera del 16 de junio, fecha que
Zapatero ha puesto de plazo para legislar la reforma por decreto, si no es posible el acuerdo.
Ante ese escenario, el ministro de Trabajo,
Celestino Corbacho, inició la semana pasada esos contactos dando prioridad a los grupos parlamentarios que han apoyado al Gobierno en esta legislatura, es decir CiU y PNV.
Según ha podido confirmar este periódico, Corbacho se reunió el jueves pasado en Barcelona con el portavoz de CIU en materia de Trabajo,
Carles Campuzano, en el despacho del diputado convergente. También la Vicepresidenta Segunda y ministra de Economía y Hacienda,
Elena Salgado, ha estado hablando con
Duran i Lleida, con intención de recabar su opinión y ver si se puede recoger alguna de sus sugerencias cuando llegue el momento de tener que legislar por decreto. CiU podría está vez incluso apoyar este extremo ya que han sido los primeros en animar al Gobierno a cerrar la reforma "con o sin acuerdo".
Reunión con Ridao
Corbacho ha conversado también con el diputado del PNV
Emilio Olabarria, y este miércoles por la mañana hará lo propio con el portavoz de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC),
Joan Ridao. Las relaciones con CC y UPN son muy fluidas y es habitual que Salgado o Alonso hablen con ambos portavoces -
Ana Oramas y
Carlos Salvador, respectivamente- para cambiar impresiones ante asuntos importantes.
Sin embargo, de momento, no ha habido llamada ni para el portavoz de IU,
Gaspar Llamazares, cuyo apoyo a ña reforma laboral dan prácticamente por imposible, ni tampoco para el PP. Sin embargo, no hay que descartar que el Gobierno lo intente, consciente de que Rajoy tendrá muy difícil justificar el rechazo a un decreto en la línea que está marcando la Comisión Europea.
“La conversación fue razonablemente bien. Pero todo está muy abierto”, confesó a este diario uno de los interlocutores del ministro de Trabajo, que reconoció que existe una “gran preocupación” en el Ejecutivo ante la cerrazón que muestran patronal y sindicatos. “Todos estamos preocupados”, señaló la misma fuente.
El ministro pide ‘discreción’
El ministro, no obstante, no entró en profundidades sobre los planes del Gobierno limitándose a esbozar de forma muy general algunos detalles que recogería el decreto, como el abaratamiento del despido o la rebaja de las cuotas de la Seguridad Social para los empresarios.
Eso sí, a todos les está pidiendo discreción para no generar confusión ni enrarecer el clima de las negociaciones, ya de por si complicado.
Tanto él como Salgado siguen apelando a que la situación de España es muy delicada y depende de que salgan adelante estas nuevas reformas para que pasemos el próximo examen que a mediados de junio nos volverán a hacer en Europa.
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