Desde siempre las empresas han lucido con orgullo los signos de reconocimiento que les han otorgado las monarquías. En Gran Bretaña lo llaman royal warrant, o garantía real, un símbolo distintivo que se concede a aquellos proveedores que suministran productos a la familia real británica, un símbolo de prestigio considerable. Pues bien, después de la reciente intevención del Rey don Juan Carlos en el Hospital Clínic, la sanidad catalana luce más que nunca su sello de garantía real.
El mismo presidente de la Generalitat, José Montilla, agradeció al rey su “confianza en la sanidad catalana”, que calificó de “excelente”. Y no es para menos. El monarca se ha sometido en el Hospital Clínic de Barcelona a la extirpación de un nódulo en el pulmón a raíz de su última revisión médica anual, que realiza escrupulosamente en la también barcelonesa Clínica Planas.
Y ahí no acaba todo. Ya en 1985 el Rey fue operado en la clínica Sant Josep de Barcelona a consecuencia de una fisura de pelvis que sufrió esquiando. Unos años después, en 2001, fue intervenido de nuevo en esa clínica para eliminar unas varices. También se ha visitado a menudo en la Clínica Sant Jordi y ha acudido asiduamente a la ciudad condal para su revisión dental. Por si fuera poco, el Rey no sólo confía en el sistema sanitario catalán, también tiene su peluquero de confianza en Barcelona: Iranzo. Además, la Infanta Cristina también ha contribuido desde siempre a engrosar ese sello de garantía real. Escogió la prestigiosa Clínica Teknon de Barcelona para dar a luz a sus hijos y allí tiene a su ginecólogo.
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