Los llamados "camisas rojas" exigían la renuncia del primer ministro de ese país del sureste asiático, Abhisit Vejjajiv, aceptaron el plan de reconciliación propuesto por el Gobierno, que incluye elecciones para el venidero 14 de noviembre.
La decisión de este grupo, que además pedía la disolución del Parlamento, se da tras el anuncio que hiciera este domingo el Gobierno de Tailandia de desalojar de inmediato, y sin exclusión de la fuerza, de los cientos de manifestantes que se mantienen apostados en un campamento en el centro de Bangkok.
Líderes del frente antigubernamental de los "camisas rojas" en Bangkok sostuvieron una reunión este martes y estudiaron la propuesta del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, depuesto en la asonada de 2006, quien les había recomendado aceptar la oferta de reconciliación.
"Ha llegado el momento de poner fin a las protestas" dijo Shinawatra desde el extranjero durante una reunión que sostuviera con miembros del partido Puea Thai (de los Tailandeses), que sirve de brazo política al frente de los camisas rojas.
El representante de este movimiento, Jaran Dittapichai dijo que presentarán al Gobierno "sugerencias y ofertas", pero que aún no se retirarán de su campamento del centro de la ciudad. Tampoco ofrecieron detalles de la propuesta que le presentarán al primer ministro, Abhisit Vejjajiv.
Medios locales informaron que el campamento de los "camisas rojas" en el corazón comercial de Bangkok se mantenía tal como los días anteriores al anuncio gubernamental de desalojarlos a la fuerza.
Los manifestantes han ocupado una zona de hasta tres kilómetros cuadrados desde hace un mes.
En sus campamentos colocaron bombonas de gas a manera de barricadas para resguardarse de un eventual asalto del Ejército.
Un miembro del servicio de seguridad de Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, Somluck Aphisart, había dicho que con estas bombonas de gas y con cócteles molotov en algunos tramos de la vía pretenden enviarle una clara señal a los soldados de las consecuencias que pudieran generar si se les ocurriera disparar contra su campamento.