Reconozco que me han sorprendido los cargos contra el ex presidente balear
Jaume Matas: ¡el catálogo completo de delitos asociados a la política! Yo era de los que tenían a Matas por honrado; con sus cosas pero un corrupto en toda regla, no. Y digo "era" y "tenían", en pasado, porque tras leer el auto en el que el juez
José Castro explica por qué le ha impuesto tres millones de euros de fianza para eludir la cárcel no me atrevo a escribir, en presente, que lo "soy" ni que le "tengo". Coincido con quienes opinan que el juez José Castro ha destruido la presunción de inocencia del justiciable en ese auto insólito
Me repugnan los juicios paralelos, vaya esto por delante. Me parecen antidemocráticos, y como la mayoría de los periodistas que conozco me esfuerzo en evitarlos en mis artículos y en las tertulias en las que participo. Pero después de leer al juez Castro me siento escandalizada y confusa. Lo explico por partes. Confusa porque, o el juez se ha pasado - 'se le ha ido la pinza', vamos - y no hay que darle crédito porque por su pluma no habla la justicia sino la animadversión personal, o al menos a mí me resulta materialmente imposible sostener que ese ser 'divino' que ha venido a 'burlarse de los simples mortales' y cuyos (todavía presuntos) delitos merecen una de las fianzas mas altas de la democracia, Jaume Matas, es un presunto inocente. Escandalizada porque, si tengo que elegir entre negarle a un juez la presunción de legalidad, rectitud de intención y de criterio que hay que suponerle mientras no se
demuestre lo contrario, o negarle la presunción de inocencia a quien es un presunto inocente también hasta que se demuestre lo contrario... pues no puedo elegir
Y no voy a elegir. Defender la presunción de inocencia de Matas me parece tan obligado como pedir que caiga sobre él todo el peso de la ley si resulta culpable; pero el juez lo ha puesto verdaderamente difícil. No sería de extrañar que el abogado de Matas se quejase al Poder Judicial del trato a su defendido y que eso acabase distrayendo la atención de lo fundamental, el presunto 'saqueo', porque en democracia los acusados tienen sus derechos y sus garantías. Yo al juez Castro no le conozco de nada, y de leyes se lo justo, pero el sentido común basta a veces para presentir que habrá lío. Y feo. Flaco favor, en mi opinión, se ha hecho usted a sí mismo, señor juez, y a la causa que juzga; permita que se lo diga.
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