Un Bach "tropicalizado" o una sinfonía de Beethoven que transporta al auditorio a los llanos venezolanos son los inesperados caminos musicales por los que conduce este virtuoso del violín de 34 años, que concilia la disciplina con una gran personalidad a la hora de interpretar.
"Creo que para abrirse paso en Francia como latino hay que ser muy severo y confiar mucho en la calidad", afirmó.
"Pero cuando toco una sonata de Mozart, he aprendido a tener esa libertad que tiene el músico popular de la improvisación. Creo que los grandes compositores se inspiran en lo popular. Yo, por ejemplo, aprendo a tocar mejor a Beethoven oyendo música popular venezolana", agregó.
Entrar en la "élite musical europea" es un reto que este músico quiere ahora conciliar con la docencia en Venezuela y la pasión de dar a conocer la música de su país fuera de sus fronteras.
"No perder el vínculo con mi país es esencial. Quiero ser embajador de la música y los músicos venezolanos en Europa. Creo que la música de mi país puede entrar perfectamente en París porque allí siempre ha triunfado el arte", recalcó.
"Estoy convencido de que la fuerza musical venezolana habrá que estudiarla algún día, antropológicamente, sociológicamente. Aquí hay algo muy fuerte. Debe ser esa mezcla racial: del negro, del indio y del blanco", estimó.
Cárdenas, muy vinculado desde sus inicios al conocido internacionalmente Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, sigue cercano a este proyecto que utiliza la música como motor de reinserción social de miles de niños desde hace casi cuatro décadas.
"El Sistema es ejemplar en su trabajo social y se está imitando en todo el mundo. Creo que el maestro (José Antonio) Abreu (fundador del proyecto) es un ejemplo de perseverancia. Ha habido proyectos similares en otros países que se acaban cuando cambia el gobierno", subrayó.
Convencido del potencial existente en el país, del que han salido grandes solistas y el director Gustavo Dudamel, aclamado en el mundo entero, Cárdenas y su violín recorren pueblos y ciudades de Venezuela tocando con niños y dando clases.
Y su pasión por la música va más allá. "Tenemos excelentes orquestas, directores y solistas. Ahora hay que pasar a otra cosa: nos hace falta el imaginario sonoro, los compositores latinoamericanos", afirmó.
"A través de los clásicos, que por supuesto hay que preservar, se puede formar a los muchachos, pero necesitamos nuevos compositores para enseñar a Europa nuestra tradición musical", insistió.
La composición, además de la dirección de orquestas o aprender a tocar la viola son ahora algunos de los retos de Cárdenas, que sigue viviendo la música con la ilusión y ganas de aprender de aquel niño de seis años que tocó un violín por primera vez.