Se han cumplido treinta años de las primeras elecciones en la historia vasca a un Parlamento. Habíamos tenido Juntas Generales, pero no un Parlamento que por lo menos representara a los dos tercios de los vascos. Como se ve, todo un hito. De los pocos hitos históricos que hemos vivido en estos treinta años.
Aquellas elecciones nosotros no las basamos a la hora de pedir el voto en la elección de un parlamento, ya que la incultura histórica y política existente, no nos lo permitía. Lo hicimos en base a la elección de un ejecutivo. Todo el mundo sabía lo que era el ordeno y mando aquel 9 de marzo de 1980. Por eso nuestro lema fue: Todo un Gobierno para Todo un Pueblo. Schommer nos sacó unas fotografías de corrillos a las que llamaron las del Museo de Cera, pero toda la campaña se basó en la figura de
Carlos Garaikoetxea, en la cresta de la ola de su popularidad, tras haber negociado con Suárez el Estatuto de Gernika, que fue refrendado el 25 de octubre de 1979 y, al mes, había regresado el lehendakari Leizaola del exilio, tras 42 años en él. Le recibimos en Sondika, de allí a San Mamés y luego cena en el Carlton, antigua sede de presidencia. Con su sombrero de ala ancha, su dignidad, era como un violinista en el tejado. Algo extraño pero bonito y entrañable.
El pasado miércoles tres de marzo le dio un infarto a
José Antonio Ardanza. Y la sociedad ha estado preocupada por él. Los medios, los partidos, y el ciudadano, superando todos los debates de trincheras, ha respetado la figura de otro Lehendakari que gobernó este país 14 años. Es parte de nuestro paisaje emocional y es bueno que la sociedad respete a sus representantes, cuando ya no están en la liza política. Cuando están en ella, duro y a la cabeza.
Con este ejemplo reivindico aquí el nombre de una figura olvidada que guste o no tiene su lugar en la historia. Se llama
Juan José Pujana. Fue elegido el 31 de marzo de 1980 primer presidente de aquella institución naciente. Estábamos allí, en la Casa de Juntas de Gernika, 49 parlamentarios. Entonces el Parlamento Vasco tenía veinte representantes por territorio, es decir sesenta. Ahora tiene setenta y cinco. Se le añadió cinco por cada uno de dichos territorios. Pero estuvimos 49 porque los once de Herri Batasuna no asistieron. Dijeron que aquello era un estatuto concedido y sin poderes y que ellos no manchaban sus manos acudiendo a semejante institución tan devaluada. Con el tiempo, fueron y ahora están como locos porque les dejen presentarse. Así hace política esta gente. La seriedad de sus análisis, como se ve, es sólida.
Recuerdo el acto vívidamente. Por eso, y como no puede faltar en un acto que se precie la parte de ambiente general, pancartas incluidas, las tuvimos. Cuando llegó Benegas le gritaron: "Contra el paro, lucha obrera". Y le pidieron seguridad en el puesto de trabajo. El hombre les dijo que todavía no habíamos empezado a trabajar. A
Florencio Arostegui, que representaba la AP de
Fraga le corearon: "Vosotros fascista, sois los terroristas". A
Roberto Lertxundi que tras haber pasado por el seminario representaba al PC le abuchearon de lo lindo: "Luchar para vencer, no para claudicar" y a Garaikoetxea e Irujo además de recordarles que Navarra era Euzkadi les gritaron: "Luchar, vencer, obreros al poder".
Del partido del gobierno en Madrid, la UCD, les tuvimos a los ministros de Defensa,
Agustín Rodríguez Sahagún y de Exteriores, a
Marcelino Oreja. No nos faltó de nada.
El Lehendakari
Leizaola que era el parlamentario de más edad leyó los nombres de los sesenta parlamentarios. Nos sacamos una foto bajo el árbol y nos sentamos dentro del hemiciclo de la Casa de Juntas.
Javier Olaberri y Eusebio Albinarrate fueron los parlamentarios más jóvenes. En el transcurso del acto,
Josu Aizpurúa del grupo de ANV, le entregó a Leizaola una carta en la que le explicó la decisión de no asistir a tal acto por considerar que los objetivos por los que ANV luchó en 1936, Autonomía y República, eran distintos a los que daban origen a aquel y actual Parlamento. Menuda excusa.
En fin. No me extiendo más. No sé cuantos de aquellos sesenta parlamentarios viven. Han fallecido varios.
Griñó, Leizaola, Monzon, Robles, Blasco, Makua,....Pero vive
Pujana. Creo que en cualquier país civilizado a la persona que ocupó esta representación en la historia se le debería tener una buena consideración. Treinta años después es una buena oportunidad para reconocerle. ¿O no se hará nada porque el hombre se llama Juanjo?