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Lectura pública de 'La presidenta'

lunes 27 de noviembre de 2006, 11:59h
El libro de la escritora Virginia Drake “La Presidenta”, biografía autorizada de la mandataria madrileña, Esperanza Aguirre, ha sido la estrella antes de su alumbramiento y salida a las librerías. Ha entrado con tanta fuerza,  provocando la polémica instantánea, que  ha conseguido entrar en el debate político. Desde uno y otro bando de la representación política, y periodística, se han leído en público, a través de radios, teles y periódicos, párrafos de un libro tan original en el titular que podría parecer el primero de una serie de ellos, que tendría su continuación en “El Consejero”, “El Vicepresidente” o sencillamente “El Diputado”.

No habría sido más lógico que una institución representativa de todos los madrileños como la Asamblea de Madrid hubiese organizado una lectura pública del libro “La Presidenta”, en el salón de actos del Legislativo regional, a cargo de los diputados de los tres grupos parlamentarios. Cada uno leería unos párrafos del mismo, emulando las lecturas públicas de Don  Quijote de la Mancha que cada año se hacen, con ocasión del Día del Libro, dejando la puerta abierta a que los periodistas interesados en participar lo hiciesen.


Para el triunfo de esta experiencia sería imprescindible que el segundo canal de la televisión autonómica madrileña, LaOtra, diese en directo este bello espectáculo. Los apartados críticos de Aguirre con su compañero Alberto Ruiz-Gallardón podrían ser leídos y comentados durante cinco minutos por algún diputado socialista o de IU interesado en poner de manifiesto las discrepancias entre ambos líderes del PP, o por algún popular interesado en cambiar de bando o en afianzas posiciones. Las palabras del libro con las que Aguirre reprocha al alcalde que no le hubiese dicho que sabía lo de Tamayo antes de que se produjera o las referidas a lo que le cuesta a La Presidenta llegar a fin de mes han conseguido formar parte de los guiones de los políticos y por ello de la batalla político/mediática.

Todo esto podría haber sucedido, como también que Gallardón, en vez de anunciar que no leerá el libro hasta el 28 de mayo, hubiese dicho aquellos de, ‘si supiera lo que pienso de ella, hablaría mucho peor de mí’. También podríamos haber escuchado a alguien decir que las estrecheces económicas de Aguirre le traen sin cuidado y que lo que le preocupa de verdad es que demasiadas personas vivan con lo mínimo y sólo consigan subsistir y entrar a formar parte de las estadísticas que unos  y otros sacarán cuando necesiten cuantificar la decencia y justificar sus aportaciones a la lucha contra la pobreza.

 Que Aguirre y Gallardón no se camelan se ve, pero no es necesario escenificar sus diferencias para subir un peldaño o bajarse al pilón. Al final, se han reconciliado.
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