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El mal trance de Esperanza Aguirre

El mal trance de Esperanza Aguirre

lunes 01 de febrero de 2010, 11:36h
  No hay duda de que su "hijoputa" de este pasado viernes está acarreando problemas a Esperanza Aguirre. No tanto por el insulto, o la intención de insultar a un compañero de partido, sino por la demostración clara de que prefiere a un adversario político, aunque sea de IU, que a un compañero del partido, pero del adversario interno que es Gallardón. Y sin embargo, Esperanza Aguirre sigue "en sus trece", declarándose incompatible con otro gallardonista, Manuel Cobo. Hasta el punto de que proclama que no le parecía normal que Cobo volviese a figurar en las listas de las municipales...

   Hoy se cuenta en el diario El País que la dirección nacional del PP, que seguía con atención las negociaciones para que Rodrigo Rato fuera elegido nuevo presidente de Caja Madrid por unanimidad, sufrió un percance a mediados de diciembre. Para entonces, todos los actores del pacto de Caja Madrid (el PP de Aguirre, el equipo del alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, el PSOE, los sindicatos y la patronal) tenían claro cual sería su futuro papel en la cuarta entidad financiera del país. También sabían que se habían terminado las guerras en la caja porque las listas para renovar a los representantes en los órganos de Caja Madrid serían listas únicas de consenso. Pero el Gobierno de Esperanza Aguirre, que había aceptado a regañadientes que Rato se hiciera con el poder principal de Caja Madrid, impuso una última condición: Fernando Serrano (el hijoputa, según la designación de Aguirre), uno de los dos vocales que correspondían al PP en la comisión de control de Caja Madrid, no era de su agrado.

   Durante el anterior mandato, Serrano se había alineado en contra de los intereses de Aguirre y a favor del hoy ex presidente de la entidad financiera, Miguel Blesa. Fernando Serrano había llegado a firmar incluso la candidatura con la que iba a salir nuevamente elegido, esta vez por unanimidad, compartiendo terna con Miguel Ángel Araujo (PP) y José Acosta (PSOE). Aguirre no impuso a un candidato alternativo del PP, sino que entregó esa plaza a IU (Rubén Cruz) que nunca hubiera accedido a ella pues carecía de los votos y de los apoyos suficientes. Pero con el dedo de Aguirre le sirvió para ocupar ese asiento. Según el relato periodístico que ahora se ha divulgado, Aguirre comunicó a la dirección nacional del PP que esas eran sus condiciones. Ana Mato conoció el 18 de diciembre de 2009 el incidente. José Manuel Fernández Norniella, el hombre de confianza de Rato, al que ha elegido como vicepresidente de Caja Madrid y que dirigió todas las negociaciones para lograr un consenso para los nombramientos del futuro de la entidad financiera, también supo que las nuevas condiciones de Aguirre podrían hacer embarrancar todas las negociaciones. La dirección nacional del PP, que preside Mariano Rajoy, pidió un último esfuerzo a Ruiz-Gallardón, que había perdido a su representante en la comisión de control, para evitar una nueva guerra que devolvería al primer plano de la opinión pública los históricos enfrentamientos entre el alcalde de Madrid y la presidenta autonómica. Además, esa guerra volvería a poner de relieve la politización de las cajas de ahorro. Finalmente, Ruiz-Gallardón aceptó la derrota y el silencio que le pedían desde la dirección nacional del partido.

    Pero sólo un mes y medio después, aquel episodio que en su momento no trascendió a la opinión pública, fue "transmitido" por Esperanza Aguirre a los periodistas mientras mantenía una "conversación particular" con su vicepresidente, Ignacio González. "Conversación particular" que estaba siendo minuciosamente recogida por un micrófono conectado a una grabadora. "Yo creo que hemos tenido una inmensa suerte de poder darle un puesto a IU quitándoselo al hijoputa", declaró la presidenta. Aguirre intentó quitar hierro al asunto aclarando que el "hijoputa" no era Gallardón sino "un consejero" del que no dio el nombre, pero que era Fernando Serrano. Hasta hoy mismo, Aguirre no ha hablado con Serrano para pedirle perdón. El comité directivo del PP se reúne hoy presidido por Mariano Rajoy. Algunos dirigentes del PP señalaron a este periódico que el desliz de Aguirre no puede quedar impune porque el partido no puede asumir que alguien ceda un puesto institucional a IU por pura venganza personal contra Ruiz-Gallardón. A Manuel Cobo, el vicealcalde de Madrid, el PP quiere sancionarlo con un año de suspensión de militancia por una entrevista concedida en la que censuraba la gestión de Esperanza Aguirre en relación con Caja Madrid o la Cámara de Comercio de Madrid.

   Es evidente que Aguirre se resiste a admitir errores propios y mucho menos, derrotas en el partido -PP Madrid- del que es presidenta. Pero sí es consciente de que cualquier cosa que diga o haga la sitúa siempre en el ojo del huracán y, en los últimos días más aún, tras ser 'cazada' por un micrófono indiscreto. En sus manifestaciones de hoy a El Mundo, Esperanza Aguirre pide perdón por el calibre grueso del insulto utilizado -"hijoputa"- y aclara, otra vez, que el destinatario no era el alcalde. Pero insiste en su pelea con los gallardonistas: "En el caso de Costa hubo un malentendido y eso no es comparable con las declaraciones de Cobo que atentan contra los estatutos", sostiene. Afirma también que "ideológicamente Gallardón y yo no estamos en el mismo sitio. Yo soy partidaria de bajar los impuestos y él de subirlos. Él es intervencionista y yo no". ¿Se olvida de su intervencionismo constante en "su" tele", o en "su" caja?
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