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¿Estamos locos o qué?

La columna de Gema Lendoiro: 'Espe, la feminista'

La columna de Gema Lendoiro: "Espe, la feminista"

lunes 18 de enero de 2010, 10:52h

Para el extranjero, España es el país de la siesta, los toros, el cachondeo y las sevillanas. A mí, particularmente sólo me define de lo citado anteriormente la siesta y el cachondeo porque las sevillanas y los toros no van precisamente con mi idiosincrasia. Claro que todo esto no son más que estereotipos. Si los españoles contestan en una encuesta qué opinan de sí mismos dirán muchas cosas pero a buen seguro que entre ellas estará la envidia como deporte nacional y la crítica fácil y a través de discursos plagados de demagogia como mejor vía de llevarla a su máxima expresión. Parece que somos así y es posible que lo hagamos. Yo no digo que no. Caer en la demagogia es lo más fácil. Sólo los muy sabios se salvan de ella.

Desde hace tiempo y en muchos sectores se viene diciendo muy alto y muy claro que nuestro país es, además, muy machista. Y cuando se empezó a enarbolar este discurso allá por los años treinta ya se referían a las mujeres que defendían sus derechos como un poco trastornadas. Mujeres de la II República como Clara Campoamor o Victoria Kent hicieron mucho por nosotras (voto femenino) aunque fuesen, desde luego muy criticadas por ello. Luego vino, ya sabemos, el oscurantismo y hasta la década de los sesenta no llegaron otra vez voces reclamando. Entonces se las siguió tildando de raras, histéricas y además fueron asociadas, hasta hoy en día, a la extrema izquierda. Y esto, aunque es cierto, ha cambiado y por lo tanto habrá que ir cambiando de una buena vez el discurso. Es una memez como la cola de un piano porque idénticos derechos habrá que reclamar para una señora católica de misa diaria y de ultra derecha que para una atea de extrema izquierda (y para las que nos quedamos en el medio que somos inmensa mayoría, también).

El caso es que ayer Esperanza Aguirre concedió una entrevista al ABC en la que dijo bien alto y bien claro que “España sigue siendo un país machista”. Y yo me alegro de que una mujer que representa la derecha más a la derecha (ella se llama liberal) y que tiene tanta repercusión pública con todo lo que dice, diga sin pelos en la lengua (como es su estilo) lo que es una verdad a todas luces.

Ella pone los ejemplos de las empresas del Ibex 35 (bueno, ella está a otro nivel y es lógico que hable de lo que le rodea) pero hay muchas más cosas. Para empezar la tan llevada y traída conciliación familiar, que me da la risa cuando los políticos hablan de ella como si ninguno de ellos tuviera en su entorno madres con niños pequeños. Parece que hablan de extraterrestres. Hoy por hoy y salvo que la señora que trabaja y tiene un hijo, tenga dinero para pagarse una señora que atienda las tareas domésticas, está condenada a hacer malabarismos para compaginar trabajo y bebé. Y una de las dos partes pierde siempre en beneficio de la otra. Si gana la laboral, culpabilidad de la mamá, si gana el bebé, culpabilidad de la mamá y miedo a perder el puesto de trabajo. Mientras el padre (no digo que todos, pero sí muchos), curiosamente, tienen hasta tiempo de ir a jugar algún partidito entre semana o una copita (siempre de trabajo, eh?)

Hay muchos más ejemplos de discriminación en la vida diaria. Qué se espera, por ejemplo, del comportamiento de una mujer, digamos, decente. Se sigue criticando a la que hace con su vida lo que quiere mientras que se hace lo contrario con el hombre de idéntico comportamiento. Y las primeras en ejercitar ese machismo, curiosamente, suelen ser las propias mujeres. Me temo que contra esto no se van a poder crear leyes sino confiar en que las nuevas generaciones eduquen a sus hijos en otros valores tan alejados de la caspa más retrógrada.

Así que agradezco profundamente a Esperanza Aguirre sus palabras como agradezco cualquier movimiento o gesto que haga cualquier hombre o mujer por hacer que nuestra sociedad sea realmente paritaria en todos los sentidos, no sólo plasmados en leyes que luego no se llevan a cabo porque son inviables.

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