Está claro que a Zapatero le ha dolido más de lo que muchos pensaban lo del cafelito a 80 céntimos. Desde que fue pillado en el desliz y recibió criticas por haber estado demasiado ‘envarado’ con el grupo de ciudadanos que participaron en el programa de TVE ‘Tengo una pregunta para usted’, el presidente del Gobierno se esfuerza en hacer gestos que desmientan que “está alejado de la calle”. Y parece que la mejor manera que ha encontrado para demostrarlo es compadreando de nuevo con los periodistas parlamentarios, como hacía antaño cuando no era más que un simple diputado de base elevado luego a la categoría de jefe de la Oposición.
Así que de buenas a primeras – o no tanto-, este martes, Zapatero decidió rememorar viejos tiempos y comer con un grupo de periodistas seleccionados por su jefe de Comunicación y amigo, Julián Lacalle, en la mesa en la que habitualmente almorzaba en el Congreso. Compartiendo mesa y mantel con ZP pudo verse a Martín García Vega, directivo de TVE; Juan Antonio Blay, del diario Levante; Fernando Garea de El Mundo, Joaquín Anastasio, del periódico canario La Provincia; Gonzalo López Alba, de ABC y a Jesús Serrano, Jefe del departamento de Prensa del Congreso.
La tertulia no pasó, lógicamente, desapercibida y enseguida surgieron las críticas de otros periodistas que se sintieron discriminados por el gesto del presidente. Algunas mujeres, incluso, le hicieron llegar mensajes preguntándole irónicas “dónde está la ‘paridad’ de la que tanto presume”. El presidente intentó ‘remediarlo’ prometiendo invitar a un café a las féminas que por las prisas luego no pudo tomarse.
Sin dar más importancia al asunto, Zapatero bajó luego al pleno para defender la reforma del Estatuto de Castilla y León, su tierra. En los pasillos fue abordado por algunos de los periodistas excluidos de la comida que quisieron saber de qué habían hablado en esa reunión tan ‘exclusiva’. Zapatero se limitó a bromear explicando que “creía que iba a comer con personas, pero resulta que he comido con periodistas”. O sea, que de política se habló aunque, según nuestras fuentes, sin que el jefe del Gobierno aportara ningún dato relevante a reseñar ¡Estaría bueno!. La conversación giró sobre asuntos “intranscendentes”, mientras ZP daba cuenta de una ensalada y merluza a la plancha, como el libro que está leyendo, el deporte que ahora hace, o la última película que ha visto ‘La vida de los otros’ que, por cierto, comentó con Angela Merkel a la que le pareció que el director pintaba al espía nazi demasiado “blando”.
En definitiva, una comida que sobre todo sirvió para enfadar a muchos, para que los comensales presumieran de los privilegios de los que gozan ante el presidente y a éste para demostrar que todavía no le ha atrapado el ‘sindróme’ de la Moncloa.