El martes se cumplió un año del crimen perpetrado contra el derecho a la justicia. El mismo día que entró en vigencia la nueva Constitución, el ex Tribunal Constitucional se “abalanzó” sobre las competencias de la Corte Constitucional con el burdo pretexto de garantizar los derechos de la ciudadanía, autoproclamándose así, la “primera” Corte Constitucional del Ecuador.
Por eso, el Art. 147 de la Constitución que obliga al Presidente a ‘Cumplir y hacer cumplir la Constitución” es un simple adorno y produce además, -si es que esto es posible- una dolorosa hilaridad: no sabemos si reír o llorar, pues este grotesco atentado contra la seguridad jurídica de la nación ocasiona consecuencias funestas, ya que todo acto transgresor de una norma constitucional deviene en un acto nulo.
De ahí que la Corte usurpadora no pueda administrar justicia ni garantizar derecho alguno. Todos sus fallos son nulos, porque el asalto de las funciones de la Corte viola la nueva Constitución, que en su parte pertinente dispone: “Una vez constituidas las nuevas funciones Legislativa, Ejecutiva y de Transparencia y Control Social, se organizará la comisión calificadora que designará a las magistradas y magistrados que integrarán la primera Corte Constitucional”.
El ex Tribunal Constitucional usurpó las competencias de la Corte antes de que se constituyeran las nuevas funciones del Estado y se organizara la comisión calificadora. De esta forma, -el órgano llamado a defenderla- violó la Constitución, solo para que los integrantes del Tribunal Constitucional pudieran mantenerse en sus cargos y seguir cobrando sus sueldos dorados.
La Corte Nacional no tuvo diferente suerte. Fue integrada en abierta contradicción de lo que dispone la Constitución hecha por los revolucionarios. Desde el 20 de octubre del año pasado no existe justicia en el Ecuador y se ha perpetrado un verdadero holocausto jurídico, lo cual debería ser motivo de pesar para toda una nación que no parece darse por enterada de lo que ocurre.
Y para el Gobierno que no ha evitado el asalto de las Cortes. Produce una dolorosa hilaridad que el “Congresillo’ haya hecho una ley para designar la “primera Corte Constitucional”. ¿La actual que es, la número cero? +
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