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“Una falta de respeto”

“Una falta de respeto”

martes 20 de octubre de 2009, 19:18h
Parecía que las lágrimas estaban prontas a brotar en sus ojos. Rara vez se ha visto a la vicepresidenta segunda del Gobierno, Elena Salgado, tan nerviosa, con tanta ira reprimida como en la réplica a Mariano Rajoy en el debate a la totalidad de los Presupuestos Generales del Estado para 2010. Efectivamente, Rajoy le tocó la fibra sensible, y la vicepresidenta apenas pudo contener la emoción. Así se veía, al menos, desde la tribuna de prensa.

     En este round presupuestario, uno de los más importantes del año –si no el más importante- Rajoy ha superado a la vicepresidenta, pero lo tenía más fácil. Sin embargo, para intentar ganar un debate ha utilizado técnicas de cuchillero: le ha hecho un feo a la vice con tal de culpar al verdadero culpable: José Luis Rodríguez Zapatero. Le ha dicho que ella, Salgado, no pinta nada, que esos presupuestos no los ha elaborado ella, sino Zapatero, y que en esa tribuna debía estar el presidente del Gobierno y no el muñeco del pim-pam-pum. “Es una falta de respeto”, le dijo, luego, Salgado a Rajoy, visiblemente afectada.

    En su intervención inicial, Rajoy mostró arrojo, salió pegando duro, puso sobre la mesa la falta de credibilidad del Gobierno en sus previsiones, que estos Presupuestos son “lamentables” y “letales” para España, que “su política social es un monumental fracaso” porque no crea empleo y, en fin, le dijo a la vicepresidenta que “no se pueden hacer trampas en el solitario”.

     Rajoy estuvo contundente –se ha preparado el debate a fondo, pero, como decimos, lo tenía fácil- y Salgado no consiguió, ni en el tono ni en la forma ni en el fondo, superar la barrera para hacerse creíble. Se sentía humillada por Rajoy, que la despreciaba en el debate, pero no acertó con las palabras para un perfecto placaje. Sólo acertó a decir: “Hoy le toca debatir conmigo; sé que no le gusta, pero le toca debatir conmigo”… una segundota, en definitiva, como la había llamado, sin utilizar ese término, Rajoy.

    Salgado no es Pedro Solbes. Está claro. El ex vicepresidente sabía de verdad y, además, dormía –literalmente- al personal con sus intervenciones. Era difícil, por tanto, debatir con él. A Salgado le faltan aún muchas tablas y no ha sido, hoy, este martes, en esta sesión parlamentaria, la espada que necesitaba Zapatero.
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