Un sumario secreto 'quemaba' en la mesa del juez-estrella
Garzón: la pieza referida al 'chivatazo' policial a ETA, en mayo de 2006, para impedir la detención por orden judicial de la red de extorsión de la banda terrorista centrada en torno al bar Faisán. Durante tres años, ese sumario vitriólico durmió en el fondo de la mesa de Garzón. Pero el pasado domingo, 4 de octubre, el juez levantó inesperadamente el secreto de sumario y el fiscal
Carlos Bautista se apresuró a pedir el archivo del caso.
¿Por qué? Si a Garzón le 'empura', como parece previsible, el Tribunal Supremo por prevaricación, sería sustituido al frente del Juzgado Central número 5. ¿Y si el juez sustituto quisiera emular a
Grande-Marlaska, orientara la investigación de otra manera y pusiera en apuros al Gobierno de
Zapatero? He ahí la cuestión.
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