Flamenco hoy: mejor sin Saura
jueves 20 de agosto de 2009, 17:18h
Los Veranos de la Villa se iniciaron en el nuevo escenario de Puerta del Ángel con el arrollador montaje de “West side story”. Terminan en el mismo recinto con “Flamenco hoy”, que podría ser el epílogo equivalente de producción española. Pero no.
Tiene el espectáculo unos excelentes artistas, medios y talento. Pero no funciona. Ya era sospechoso de antemano por anunciarse con uno de los carteles más feos de los últimos años. El nombre de Carlos Saura actúa como reclamo pero el montaje sería bueno sin Saura.
¿De hoy?
No sé por qué se titula “Flamenco hoy” cuando todo se remite a una tradición flamenca más intemporal. Los arreglos musicales de Chano Domínguez son actuales, así como el vestuario de Alvarado. Pero los palos, los ritmos y hasta algunos figurines, como los del ensayo de Bocherini, nos remiten al pasado.
Tiene la propuesta destellos brillantes. Las sevillanas del principio están extraordinariamente bailadas y coreografiadas, así como el fandango de Bocherini, con un Nani Paños espectacular de facultades. También es bellísima la guajira que baila Rocío Molina. En general todos los artistas están bien pero a esta especie de antología flamenca le falta cohesión, garra, duende en definitiva. Los flamencos solos saben organizar con mucha más eficacia este tipo de poupurris.
Baile “negro”
El “teatro negro” es un género casi mágico. En una caja negra, utilizando pintura reflectante y una luz especial, se logran imágenes sorprendentes. Lo que desconocía es la existencia del “baile negro”. Saura lo inventa aquí con un número totalmente a oscuras, con la sola proyección de una suerte de enrejado que vibra tenuemente por la acción, se supone, de los bailarines. El resultado es ridículo, aburrido y pretencioso. El conjunto del montaje parece adolecer de una dolorosa falta de ensayos.
¡Luz, más luz!
Goethe pidió más luz en sus últimos momentos. “Flamenco hoy” la necesita desde los primeros. El alumbrado en algunos números es feo, en otros feísimo y en casi todos contra el trabajo de los artistas. Surge alguna imagen atractiva, como la puesta en escena de la malagueña.
Pero es un espejismo en las casi dos horas del espectáculo. Rafael Estévez y Nani Paños, los coreógrafos, logran resultados extraordinarios con su propia –y mucho más modesta- compañía, como “Flamenco XXI”. Su trabajo para Saura es lo mejor en los números para el cuerpo de baile, demostrando que esta Generación 2000 de la danza tiene talento.