La declaración de guerra de los funcionarios
lunes 20 de julio de 2009, 11:51h
A Elena Salgado la persigue su pasado. Lo quiera o no a la Vicepresidenta se encargan de recordarla que, en la etapa felipista, se generó un alto grado de conflictividad social en las dos áreas en la que tuvo responsabilidades. Como directora general de Correos, y como directora general de Costes de Personal y Clases Pasivas del Ministerio de Economía.
Algunos sindicalistas entre los cuales figuran voces muy autorizadas como pueden ser Apolinar Rodriguez y Agustín Moreno, secretarios de Acción Sindical de UGT y Comisiones Obreras en la histórica huelga general del 14 de diciembre de 1988, recuerdan que la Vicepresidenta Económica fue la culpable de la congelación salarial de los empleados públicos que, entre otros asuntos, originó la masiva protesta. Y es que hay quien recuerda, todavía, la exigencia sindical de moda en la època, la "deuda social", el resarcimiento del poder adquisitivo perdido por los funcionarios.
En otras palabras, que Salgado es muy proclive a tocar las narices al colectivo de trabajadores al servicio de la Administración Central, los mas desfavorecidos si se tiene en cuenta que los empleados de las administraciones autonómicas y locales ganan, incluso, el doble que ellos. Y, además, tiene un aliado dentro del Pârtido Socialista. Un tal Octavio Granado, secretario de Estado de la Seguridad Social, secretario de política económica de la ejecutiva federal, y eterno aspirante a ministro, que se dedica, también a encender fuegos que luego le toca apagar a Zapatero. De ahí que no esté muy bien visto en los sectores del PSOE mas cercanos a la UGT.
Y en UGT menos todavía. Méndez le teme "mas que a un nublado". Y en la Federación de Servicios Públicos le empiezan a cuestionar por sus declaraciones en el sentido de que "hay algunos funcionarios que no se merecen lo que ganan" en clara alusión a la relación productividad y salario de este colectivo.
Así las cosas, el colectivo de empleados públicos es como una olla a presión a punto de estallar. Y si se les congela el sueldo, a buen seguro que estallará. Y no están precisamente los hornos para este tipo de bollos. Ya lo ha dicho Cándido Méndez, Justo cuando el Diálogo Social se encuentra en su momento mas delicado. Cuando los sindicatos, hasta ahora colaboracionistas, están saliendo respondones y los empresarios, crecidos, exigen una reducción de las cotizaciones a la Seguridad Social que puede poner al sistema al borde del abismo a medio plazo.