Será porque hoy es el día del Corpus Cristi o porque me ha venido una inspiración del cielo, el caso es que hoy, y sin que sirva de precedente, voy a entonar el mea culpa. Y no por algo que haya hecho sino por algo que he estado a punto de cometer: un dislate. Saben ustedes (y si no se lo digo yo) que la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, ha sido objeto esta semana de críticas (qué cosa tan rara) porque en Cataluña el examen de lengua castellana, en una de sus opciones, tenía para comentar un texto de un informe elaborado por el Ministerio de Igualdad.
Esta es la pura realidad. Es decir; en primer lugar, el informe no lo escribió Aído, sino su ministerio. Y en segundo lugar no es más que un informe puro y duro dónde no se refleja ni una sola opinión. Bien, dicho esto, retomo la intención de la que hablaba en el primer párrafo. Personas como Aído nos dan a los periodistas muchos titulares, nos encantan sus meteduras de pata y sus comentarios carentes de sentido común. Pero esta vez, en honor a la verdad, la ministra no ha dicho nada, no ha hecho nada y, como en el cuento “que viene el lobo”, se la ha crucificado.
Una de las cosas que los periodistas tenemos que hacer siempre es contrastar. Y no siempre lo hacemos. Y el que diga lo contrario, miente. Hoy, antes de ponerme a escribir sobre este tema, he buscado la prueba dichosa de la selectividad y me he dado cuenta de que la información estaba manipulada. Así que, ya digo, por ser Corpus Cristi, y para no añadir más pecados en mi particular cuenta, entono mea culpa y escribo lo que están leyendo.
Y además les quiero decir algo. He visto las dos opciones del examen. Una, como digo era el texto del Ministerio Aído, la otra era uno extractado de un libro de Ana María Moix. No estoy cien por cien segura pero casi me atrevería a decir que si me pongo a hacer el examen ahora mismo es muy probable que sacase un aprobado rascado. Les invito a que lo vean, es más fácil el de Aído que el de Moix. Y dentro de cada uno de ellos se pide a los alumnos opciones tan dispares como escoger entre relatar una pesadilla que hayas tenido o comentar el concepto de nivolas de Unamuno… como ven no es comparable una a la otra. Vamos que una está chupada y la otra tienes que haber hincado el codo. El examen no es fácil, aunque tampoco imposible de aprobar. Se supone que el que haya hecho el mínimo esfuerzo tendrá que dominar los conceptos que se preguntan.
Ya digo, sin que sirva de precedente, hoy no voy a criticar a la ministra que bastante tiene la pobre con lo suyo. Pero sí voy a copiar aquí el apodo con el que el gran Antonio Burgos la ha bautizado; la ministra de Igual Da.
Les dejo ya. El que tenga puente que lo disfrute. Yo me voy a seguir con el Arqueólogo enamorado, una apasionante novela de Daniel Casado que me tiene sin dormir (la novela, no Daniel).