Los años 60 aportaron una mirada especial y nueva sobre el libro como soporte artístico. En su origen están el perfeccionamiento y abaratamiento de los medios de impresión, la extensión de movimientos en los que el elemento conceptual tiene gran peso (Fluxus, happening, performance, land art...) y un florecimiento sin precedentes de la poesía experimental.
Al mismo tiempo, muchos artistas comienzan a controlar de manera muy directa las publicaciones que acompañan sus exposiciones, haciéndose conscientes de que a través de ellas comunican sus trabajos y, por tanto, de la importancia que tiene su elaboración formal y su contenido. Son años en los que se investigan medios alternativos a los museos y galerías para la difusión del arte, buscando un contacto sin intermediarios entre creador y espectador.