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Sesión muy tensa del juicio del 11-M: el ex confidente insiste en que él denunció la trama

Zouhier declara que cobró por proteger a Trashorras de 'El Chino' cuando 'arreglaban' la venta de explosivos

Zouhier declara que cobró por proteger a Trashorras de 'El Chino' cuando 'arreglaban' la venta de explosivos

· Fue en las reuniones que tuvieron de 2003 en un McDonalds de Moncloa, en Madrid
· Se declara "superinocente" y dice que nunca oyó nada de ETA en relación con el 11-M

martes 27 de febrero de 2007, 18:53h
Tras una mañana muy tensa con varias salidas de tono por parte de Rafá Zouier, y las correspondientes llamadas de atención del presidente del tribunal, el ex confidente de la Guardia Civil admitió en su cuarta hora de interrogatorio que la razón de su presencia en noviembre de 2003 en el McDonald's de Moncloa, donde se trató la venta de explosivos presuntamente utilizados en la masacre, fue la de dar protección al ex minero Suárez Trashorras frente a Jamal Ahmidan, "El Chino", uno de los siete suicidas de Leganés.

La sesión de la tarde del juicio que se celebra en el pabellón de la Audiencia Nacional de la Casa de Campo fue interrumpida por el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, tras replicar el acusado al abogado de Suárez Trashorras. El letrado comentó a Zouhier que era "un cumplidor" por la información que aportaba como confidente, a lo que el procesado señaló "usted si que es un cumplidor". En este momento, el presidente del tribunal dijo que "hasta aquí hemos llegado" y suspendió el juicio durante diez minutos.

   Al inicio de la sesión de la tarde, Zouhier indicó ante la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia Nacional que no tenía intención de contestar al abogado de la acusación Gonzalo Boyé, "con perdón de las víctimas" que éste representa. Este letrado se interesó por el tipo de colaboración que Zouhier prestaba a la UCO de la Guardia Civil y cómo se le recompensaba. En un momento dado, Boyé le preguntó a Zouhier por su asistencia a las reuniones en el McDonald's en las que se habló de la venta de explosivo por parte de los integrantes de la denominada "trama asturiana".

   El presunto colaborador, que consultaba continuamente una carpeta roja con anotaciones, indicó que a esta pregunta sí le iba a contestar, y relató que la razón por la que él asistió a dichas citas era la de proteger al ex minero José Emilio Suárez Trashorras (para quien se solicitan 38.570 años de prisión) de "El Chino", ya que el asturiano debía dinero al marroquí por temas de hachís. "Me llamó Trashorras y yo fui, porque así me gano la vida", afirmó.

   Zouhier reconoció que cobró "una comisión" por la protección que prestó a Trashorras en la reunión de la hamburguesería. "Yo así me ganaba la vida, no soy ningún santo", espetó el acusado. Añadió que no iba a hablar de su papel como confidente, porque lo importante es que avisó de que se estaban vendiendo explosivos en Madrid.

   Sobre el momento en el que le hizo explosión un detonador que le entregó Trashorras, y que le provocó heridas en una mano, Zouhier indicó que dicho artefacto no tenía añadido ningún tipo de explosivo. "No soy tonto, y si voy a explotar un explosivo me voy en medio del campo, no lo hago en mi cama", contestó al letrado.  Sobre Trashorras, declaró que nunca hizo negocios con él, sino con su cuñado, Antonio Toro, al que vendía hachís. Zouhier, a su vez, le compraba la droga a Lofti Sbai.

   Insistió en que el día 16 de marzo de 2004 le llamó un miembro de la UCO, llamado Mario, que le citó en su domicilio, y allí le dijo que tenía que abandonar España porque así lo mandaban sus jefes, ya que de otro modo podría meterse "en un lío". Pero él decidió permanecer en nuestro país, y añadió que la consecuencia ha sido su procesamiento en esta causa.

"El hachís no mata"

   El letrado de otra las acusaciones particulares preguntó a Zouhier el lugar y día concreto en el que informó a la UCO de la venta de explosivos por los asturianos, y Zouhier precisó que fue en febrero de 2003, y más tarde fue ampliando esta información. Reconoció también que dicha información la prestó mezclándola con otras confidencias sobre tráfico de hachís. "Pero el hachís no mata", añadió.

   El presunto colaborador negó que conociera ninguna relación de Jamal Ahmidan con ETA, que sólo sabía que éste vendía droga en el País Vasco. "Yo lo que he hecho es avisar gratis, no voy a cobrar por contar lo de los explosivos", insistió el procesado.

   El presunto colaborador subrayó que él aportó toda la información que tenía, pero que, a fecha de hoy, a tres años del atentado, sólo puede decir que nunca relacionó a ETA con el 11-M porque no conocía a ningún etarra. Negó también haber mantenido algún contacto con el servicio secreto marroquí.

Creyó que Toro era etarra

   Reconoció que asistió al cumpleaños que celebró Sbai en una marisquería de Madrid dos días después del atentado, con el fin de enterarse de qué ocurría como confidente, y que en la fiesta estaba presente Antonio Toro. Sobre esta persona, aseguró que pensaba en principio que era etarra, porque "era española, vivía en el norte y tenía explosivos", pero que esta apreciación no se la comunicó nunca a la Guardia Civil.

   Sobre la esposa de Trashorras, Carmen Toro, sostuvo que se limitaba a sentarse a la mesa con su marido en las diferentes reuniones en las que se habló de explosivos, aunque no sabía si escuchaba lo que allí se decía. Afirmó no conocer a ningún otro miembro de la denominada "trama asturiana", que no fuera Toro, Trashorras o su esposa.

   A preguntas del abogado de Suárez Trashorras, Gerardo Turiel, Zouhier manifestó que conocía al ex minero desde 2002 y que él fue quien le dijo que tenía intención de vender 150 kilos de explosivo. "Me lo dijo en Las Rozas (Madrid), en frente del cuartel de la Guardia Civil", concretó.

   Además, fue el ex minero el que le dio una muestra de explosivo: "porque quién me la va a dar sino, no me la dio un ángel, me la dio un demonio". En este punto, el presidente del tribunal le recriminó que interrumpiera a los abogados. "Eso pase, a mí, ni se le ocurra interrumpirme", le advirtió el magistrado.

Relación entre "moros y cristianos"

Zouhier explicó además que el ex minero José Emilio Suárez Trashorras conocía antes que a él a otras dos personas de origen árabe, de nombre Yassin y Nourdin. Zouhier que sabía quienes eran porque habían coincidido en ocasiones en la discoteca donde trabajaba, les reconoció en unas fotografías incluidas en el sumario y que le fueron mostradas, en las que éstos aparecían junto a Trashorras, su ex cuñado Antonio Toro y la que era su mujer, Carmen Toro.

   El acusado, que dijo que su "intención" no es implicar a nadie, explicó que si mencionaba estos nombres era para demostrar que existía una relación previa "entre moros y cristianos".  Negó, además que tuviera confianza con Jamal Ahmidan, "El Chino", uno de los suicidas de Leganés (Madrid), y especificó que éste nunca le llamó para despedirse y decirle que se verían "en el cielo". Añadió que nunca habló con él ni de política ni de religión, ni visionó vídeos yihadistas. "Soy famoso en las discotecas y en las fiestas, no en las mezquitas. ¿Cómo se iba a fiar este hombre de mí?, se preguntó.

   Durante su estancia en el Hospital San Carlos de Madrid, en el que ingresó tras recibir una puñalada, recibió la visita del ex minero, aunque especificó que no sabe con exactitud quién le avisó de que se encontraba hospitalizado. Precisó, además, que éste siempre hizo negocios a espaldas de su cuñado Antonio Toro y de él mismo. "Ofreció explosivos a mucha gente, no sólo a mi, yo sólo fui el que avisó", añadió.

Contactos en la UCO

Zouhier puso de manifiesto que sus contactos en la UCO, "Rafa" y "Víctor", no le explicaban cómo utilizaban las informaciones que les proporcionaba. "Yo confiaba en la élite de la Guardia Civil como cualquier ciudadano", dijo y añadió que no le comentaron si la dinamita que les había entregado estaba o no en mal estado. "Estuviera como estuviera tenían que haber investigado la muestra", espetó.

   Concretó, por último, que, agentes de la Guardia Civil le aconsejaron después de su detención que no hablara de "determinadas cosas", pero que cuando vio que en la cárcel le insultaban decidió "contar la verdad a todos los españoles" aunque se "jugara la vida". "La guardia civil sabía lo mismo que yo", reiteró.

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