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Apuntes desde la sala. El frío del Egipcio

Apuntes desde la sala. El frío del Egipcio

lunes 26 de febrero de 2007, 21:46h

Es lunes y por eso se agradece la media hora de gracia dada por el presidente Gómez Bermúdez para entrar más tarde. Tras cuatro días sin Vista y a lunes se hace más pesado retomar la rutina y resulta como más cansina la fila de los letrados entrando en la Audiencia Nacional con sus portafolios- cada vez más porta ordenadores portátiles- en este juicio de alta tecnología. Luego, en el primer piso, pierden su look de oficinistas o ejecutivos que empiezan la semana al colgar el abrigo y descolgar la toga. Al revestirse con el negro ritual se convierten en los letrados del juicio más importante de la historia de este país. La solemnidad que acompaña a todo acto judicial transforma también este mal iluminado perchero en Sala de Togas, aunque a veces la estancia más parece una narcosala, dicho sea en lenguaje coloquial de centro de trabajo sin connotación alguna con el Código Penal.

La Sala del juicio ha estado vacía desde el miércoles pasado y le falta, al iniciarse al sesión del lunes, el calor humano acumulado de las 160 personas que la abarrotaron mañana y tarde durante tres días seguidos la semana pasada. Quizás por eso Rabei Osman El Sayed, “El Egipcio”, tiene frío al sentarse por segunda vez en el banquillo de los acusados y mantiene subidas hasta las orejas las solapas de su forro polar, justo enmarcándole la barba. El acusado de ser el primer ideólogo vivo del 11M no es hoy el hombre de hielo y mirada enigmática que se negó a contestar a la fiscal el primer día del juicio. Hoy, ante las preguntas de su letrado, Endika Zulueta, acciona contínuamente las manos mientras entona su discurso con vehemencia y mueve con su mano derecha apuntando al Tribunal, una y otra vez, el mando de la traducción simultánea como si fuera un mando a distancia. Parece que intentara activar su compasión.

Aquel primer día de juicio, cuando compareció por primera vez, su abogado le sirvió las preguntas necesarias para que se declarase un pobre emigrante en busca de trabajo que había acudido a España por el “efecto llamada” de una regularización de ilegales que hizo el Gobierno de José María Aznar. Hoy el interrogatorio estaba destinado a demostrar lo mal que le fueron las cosas, tanto que tuvo que recorrer varios países europeos para ganarse la vida. Por si no queda claro su abogado llegó a sentenciar como un sarcasmo: “El jefe del operativo no tenía ni un euro para tomarse un café cuando estuvo en Francia.”

GRABACIONES. Triste relato de desdichas económicas y matrimonio fracasado. “El Egipcio” confiesa que estaba tan deprimido que hasta dejó de rezar las cinco veces al día acostumbradas y no ayunó dos días a la semana como solía. Pero sí siguió las enseñanzas de El Corán, en cambio, cuando aconseja consultar con un ulema en horas bajas. Y, mira por donde, empieza a complicársele la vida. El ulema había estado en la cárcel porque debía ser un friky de la Yihad. Y luego, su mayor complicación: las cintas que le grabó la policía en Milán, en una conversación telefónica con su amigo Yahía Mouad, donde dijo que “el hilo conductor de lo de Madrid soy yo” y hablaba de “los hermanos que fueron al martirio en España”. Esas cintas y su relación con los demás procesados han llevado a la fiscal Olga Sánchez a señalarle como el ideólogo número uno de la salvajada de Madrid. Entonces es cuando aparecen los imponderables que suelen denunciar los acusados cuando, además de negarlo todo, tienen que convencer al Tribunal de que las pruebas son falsas. Y pasa lo que pasa: 1.Las grabaciones, dice, se oyen mal. 2. Hay hasta tres voces, asegura, distintas que no son la suya.3. La suya, afirma, no dice que sea el hilo conductor del 11M. Y además, explica, no han entendido bien lo que dijo y está grabado. Y luego está el factor equivocación. He aquí sus pruebas: 1. Cuando en Oriente Medio se dice hermanos se habla de todos los islamistas, luego los suicidas de Leganés no son más hermanos que cualquier otro creyente en Alá del mundo. ¿Vale? 2. El Papa Benedicto XVI se equivocó al hablar del Islam, pidió disculpas y ya le entendieron. Si él, “El Egipcio”, es menos culto que el Papa, ¿por qué no se va a poder equivocar también cuando habla y, en cambio, no le disculpan igual que a Benedicto XVI? ¿Entiendes señoría? Su señoría, Gómez Bermúdez, puso cara de poker y mandó que le devolvieran a la pecera blindada con los demás. Después de tres horas de declaración y pese que en la pecera están como sardinas en lata, “El Egipcio”, que acabó su perorata bien caliente, parecía seguir teniendo frío y conservadas levantadas las solapas de su forro polar y la cremallera subida hasta el cuello.

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