En la Fiesta manda un nuevo dios laico, un nuevo mesías, que en nada desmerece al otro, a
José Tomás. Se trata de
Miguel Ángel Perera, heroico en Las Ventas, sí, pero también torerísimo con percal, flámula y espada. Cambió dos cornadas, la segunda muy grave, por tres orejas y por su ascensión al olimpo.
A primeras horas de la madrugada de este sábado el extremeño, que ya había sido operado en la enfermería del segundo de estos percances, de 15 centímetros y que afecta a la femoral, entraba de nuevo al quirófano de la clínica en la que está ingresado para evitarle una trombosis que añadiría problemas.
Y es que, los dos primeros bicornes -el inicial de Puerto de San Lorenzo devuelto por inválido- de Valdefresno y
Victoriano del Río, mansotes y con escasas fuerzas, sólo dejaron a Perera apuntes de calidad pero sin redondear. A ambos los pasaportó de sendos espadazos.
Pero el de Del Río quiso morir matando y le cazó dramáticamente con sus afiladas astas, sacándole un testículo como reza el parte médico. Perera, tras recoger la ovación, pasó a la enfemería -donde estuvo media hora en el quirófano- y volvió al ruedo tras ser operado con anestesia local.
Y volvió con más entrega aún para brillar en una faena maciza de quietud, temple y ligazón ante el difícil por encastado tercero, de Puerto de San Lorenzo, al que despenó de una entera algo desprendida, defecto éste que le impidió el doble trofeo.
Aún más complicado era el cuarto, de Victoriano del Río, pues añadía a su codicia el medir mucho al torero. Pero éste no se arredró en una pelea épica y ahogó los corazones de los espectadores a base de tragar más que una legión de hambrientos para extraerle series artísticas por ambos pitones y cerrar, antes del estoconazo, cpn ajustadísimas bernadinas.
Nueva cogida y máxima emotividad

Mas faltaba el culmen, el momento de máxima emotividad, el instante en que todos sentimos una aguja virtual en elesófago. Como respuesta a la aguja del quinto, de Valdefresno que en un estatuario arrolló y clavó al coletudo. Olía a tragedia de las gordas.
Pero el heroico y estoico Perera, chorrando sangre y con un torniquete, tuvo agallas para lucirse por redondos emocionantísimos y despenarlo con otro estoconazo entrando a ley. Fue la explosión de los 24.000 cobardes del graderío ante una figura de época que acababa de subirse al trono.
La cornada se sentía grave, y lo era -peor, muy grave, por afectar a la femoral en sus 15 centimetros en la pierna derecha- y el extremeño pasó por su pie a la enfermería entre atronadores cánticos de ¡toero, torero! La Fiesta tiene un nuevo rey: Miguel Ángel Perera.
Después el sobresaliente
David Saleri lidió con dignidad al complicado sobrero de Fuente Ymbro y los catecúmenos de esta liturgia olorosa y flamígera se dedicaron a proclamar a su nuevo dio: Miguel Ángel Perera.
FICHA DEL FESTEJO
Toros de
Valdefresno (1º y 5º),
Victoriano del Río (2º y 4º) y
Puerto de San Lorenzo (3º) y un sobrero de
Fuente Ymbro (6º), todos bien presentados y de juego desigual.
Miguel Ángel Perera: ovación, ovación tras aviso, oreja tras aviso, oreja tras aviso y oreja.
David Saleri: silencio tras aviso. Las Ventas. 3 de octubre. 2ª de la Feria de Otoño. Lleno.