El Madrid tenía prisa por dejar clara su superioridad en La Rosaleda para no andar sobre el alambre del empate, aunque también le valía para ser campeón. O sea que no le bastaba con torear, tenía que estoquear, y nadie mejor que 'matador' Cristiano Ronaldo para certificarlo, lo que llevó a cabo en el minuto uno. Un golpe para el Málaga, al que le costó reaccionar y sólo creó un par de ocasiones de peligro a las que respondió a la perfección el siempre eficaz Keylor Navas.
Con ese resultado y un relativo control de los de Zidane, los blancos saltaron al terreno de juego en la segunda parte algo más conservadores esperando el zarpazo definitivo, y éste llegó por uno de los futbolistas que mejor han acabado la temporada, Benzema, que marcó en el minuto 24, eso sí en posible fuera de juego. De ahí al final no pasó nada reseñable y los blancos se dedicaron a controlar más el balón. En definitiva, el fútbol ha sido justo -y necesario- con el nuevo campeón, el Real Madrid. Ahora, intenará el más difícil todavía con el doblete si también gana la Champions, el 3 de junio en Cardiff, ante la siempre difícil Juventus.
Si el encuentro de la Rosaleda tuvo un desarrollo lógico, no aconteció lo mismo en el Camp Nouy, donde un Eibar respondón metió el susto en el cuerpo a los culés -jugadores y espectadores- al adelantarse en el marcador con dos goles de Inui (minutos 6 y 62), y al Barça le costó casi sangre, sudor y lágrimas remontar, incluso contando con la suerte de que Juncá marcara en propia meta, y después llegó el gol de Suárez y el doblete de Messi, que también falló un penalti. A los de Luis Enrique, les queda el recurso menor de la Copa, sólo faltaba que también fracasasen ante el modesto Alavés. Entonces del 'annus mediocris' se pasaría al 'annus horribilis'.