El ultranacionalista FPÖ ha obtenido una histórica victoria en las elecciones parlamentarias de Austria, convirtiéndose en la primera fuerza política del país con el 28,8% de los votos, superando al conservador Partido Popular (ÖVP), que quedó en segundo lugar con el 26,3%.
La tercera posición la ocupó el Partido Socialdemócrata (SPÖ) con un 21,1%, seguido de los liberales de Neos, que alcanzaron el 9,2%, y Los Verdes, que obtuvieron un 8,3%, perdiendo más de 5 puntos con respecto a comicios anteriores.
El FPÖ, conocido por sus estrechos vínculos con otros partidos ultranacionalistas europeos como Hermanos de Italia o el Fidesz húngaro, logra así su mejor resultado electoral. Este avance confirma su ascenso, ya que en junio pasado también venció en las elecciones europeas, consolidando su fuerza en el panorama político nacional.
Herbert Kickl, ganador
Tras conocerse los primeros resultados, Herbert Kickl, líder del FPÖ, se mostró decidido a formar gobierno. Otra cosa es la realidad aritmética, porque no le dan los números.
Kickl instó tanto a los demás partidos como al presidente federal, Alexander van der Bellen, a "recapacitar" y aceptar la petición de los electores para modificar el rumbo político de Austria. Y es que Van der Bellen, progresista del partido Los Verdes-La Alternativa Verde, ya dijo en el pasado que nunca haría jefe del Ejecutivo a un radical de ultraderecha.
El FPÖ llevaba meses liderando las encuestas, por delante del Partido Popular del canciller Karl Nehammer, en una campaña marcada por el debate sobre la inmigración y las preocupaciones económicas.
Cordón sanitario para que no gobierne
Pese a su victoria, Kickl no tiene asegurada la formación de un gobierno, ya que necesitará el apoyo de una fuerza de coalición, puesto que su partido solo cuenta con 56 de los 183 escaños de la Cámara baja del Parlamento.
Los conservadores del ÖVP ha descartado aliarse con el FPÖ. Karl Nehammer, líder de los conservadores, fue tajante al rechazar cualquier coalición con Kickl, criticando los "métodos" del líder ultranacionalista y subrayando que su partido prefiere "resolver los problemas de la gente y no vivir de ellos".
Una de las alternativas que ha ganado fuerza tras el escrutinio es la posibilidad de formar una gran coalición entre el ÖVP y el socialdemócrata SPÖ, que sumarían 93 escaños, apenas un diputado más que la mayoría absoluta necesaria. Andreas Babler, líder de los socialdemócratas, expresó su disposición para iniciar negociaciones con los conservadores con el fin de formar un gobierno de coalición.
El partido liberal Neos, que ya gobierna junto al SPÖ en la región de Viena, también ha manifestado su interés en un pacto tripartito, lo que añadiría 18 escaños a la coalición y permitiría una mayoría parlamentaria más amplia. Beate Meinl-Reisinger, líder de Neos, descartó de forma explícita cualquier tipo de cooperación con el FPÖ, postura que compartió Babler, quien se ha presentado como un "cortafuegos" contra el partido de Kickl durante toda la campaña.
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