El vicepresidente estadounidense, JD Vance, ha acudido de forma extraordinaria a Groenlandia ante lo que las autoridades locales califican como una "falta de respeto" tras el interés del presidente Donald Trump de incorporar este territorio a la soberanía estadounidense.
El mandatario ya adelantó el miércoles que el viaje de su vicepresidente era para "convencer" a los habitantes de este territorio danés autónomo de unirse a los Estados Unidos.
El vicepresidente pisó tierra en la base estadounidense de Pituffik en la madrugada del viernes. Aunque ha ido acompañado de su esposa, Usha Vance, esta finalmente canceló su visita a la capital, Nuuk, como su asistencia a una carrera de trineos debido a las tensiones con las autoridades groenlandesas.
El cambio de programa, limitando la visita a la base de Pituffik, fue bien recibido tanto el Gobierno de la región como en Copenhague.
"Vance aterriza en unas instalaciones que son de Estados Unidos, pero venir cuando no hay un Gobierno formado no es una muestra de respeto a un aliado. Es una lástima", ha declarado el nuevo líder de Groenlandia, Jens-Frederik Nielsen, a la televisión danesa DR.
Además de las críticas políticas, la visita también ha provocado indignación en la sociedad groenlandesa. Las protestas en la capital de la región incluyeron pancartas con mensajes como "Yankees Go Home" y gorras con la frase "Make America Go Away".
El jueves, residentes de Nuuk plantaron banderas de Groenlandia en la nieve junto a un cartel que decía "Nuestra tierra. Nuestro futuro".
Nielsen apuesta por un diálogo con Washington
Pese a que el nuevo líder de Groenlandia ha mostrado su rechazo por la visita del vicepresidente estadounidense, Nielsen, cuyo partido liberal Demokraatit ganó las elecciones del pasado 11 de marzo, ha apostado por abrir un diálogo con Washington.
"Lo primero que haremos es hablar con nuestros aliados más estrechos. Dinamarca y Estados Unidos son clave, pero sin diálogo no vamos a solucionar nada", ha subrayado Nielsen, insistiendo en que la situación creada por el interés de Washington en hacerse con Groenlandia requiere "acción inmediata".
Nielsen anunció el viernes un acuerdo de Gobierno que reunirá a 4 de los 5 partidos con representación parlamentaria, incluyendo a todo el independentismo moderado.
El nuevo Ejecutivo contará con 23 de los 31 escaños del Inatsisartut, el Parlamento de Groenlandia.
"Estamos en un tiempo en el que nosotros, como población, nos sentimos presionados. Debemos estar juntos, juntos somos más fuertes", ha declarado el líder del Gobierno.
El acuerdo incluye al socialista IA y al socialdemócrata Siumut, que gobernaron juntos la pasada legislatura, además del liberal Atassut.
El socialista saliente, Múte B. Egede, asumirá la cartera de Finanzas en el nuevo Ejecutivo. Los líderes de la coalición han destacado la importancia de formar un Gobierno amplio para afrontar la creciente presión internacional sobre la isla.
El pacto mantiene el plan del anterior Gobierno de estudiar el camino hacia la independencia mediante una comisión parlamentaria creada hace 2 años, en línea con el Estatuto de Autonomía de 2009, que reconoce el derecho a la autodeterminación a través de un referendo.
A su vez, el objetivo económico de Nielsen es ambicioso, pues alejar el enfoque de la ayuda anual económica de Dinamarca, que ronda los 1.000 millones de euros, y orientarlo hacia el desarrollo empresarial y la creación de una economía autosuficiente.
La presión de Trump por Groenlandia
Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ha reiterado su intención de que Estados Unidos tome el control de Groenlandia, alegando razones de seguridad nacional y estratégica.
"Creo que llegaremos tan lejos como sea necesario. Necesitamos Groenlandia y el mundo necesita que tengamos Groenlandia, incluida Dinamarca", afirmó el presidente estadounidense el miércoles.
"Groenlandia es sobre la paz mundial", ha asegurado Trump. "Si observan las vías fluviales [en el Ártico], hay barcos chinos y rusos por todas partes... no dependemos de Dinamarca ni de nadie más para que se ocupen de esa situación", ha insistido.
La base estadounidense en Pituffik, establecida bajo un acuerdo de 1951, es clave para el sistema de alerta temprano de misiles balísticos debido a su ubicación estratégica entre Europa y América del Norte.
Sin embargo, los intereses estadounidenses en la región podrían ir más allá de la cuestión militar. Según declaraciones de un funcionario de la Casa Blanca, Groenlandia posee grandes reservas de minerales raros que podrían impulsar la economía estadounidense en el sector tecnológico.
De momento, la inversión estadounidense en la minería de la isla ha sido mínima, siendo las principales empresas de nacionalidad australiana, canadiense o británica.
Con experiencia ministerial en la industria y los minerales, el nuevo jefe de Gobierno groenlandés podría jugar un papel crucial en futuras negociaciones con Estados Unidos al respecto.
Los expertos advierten de que es improbable que Estados Unidos recurra a la fuerza militar para tomar el territorio autónomo, pero sí podría aumentar la presión mediante declaraciones ambiguas, visitas semioficiales y herramientas económicas.