Moscú ha aceptado la apertura de corredores humanitarios desde las principales ciudades ucranianas para evacuar a los civiles. Una medida que ya se intentó el fin de semana pero que no se pudo ejecutar ya que perduraron los ataques y ambos países se culparon de romper el alto el fuego.
A primera hora del lunes Rusia comunicó su compromiso de reabrir los corredores en las ciudades d
e Kiev, Mariúpol, Járkov y Sumi respetando el alto el fuego, pero
el Gobierno de Ucrania ha criticado duramente los planes de Moscú en este aspecto, pues estas sendas conducen a territorio ruso o de Bielorrusia.
Así lo ha denunciado la viceprimera ministra, Iryna Vereshchuk, en su cuenta de Telegram, donde ha criticado con dureza las intenciones del Kremlin. Para Vereshchuk es "absurdo, cínico e inaceptable" que los civiles que abandonen el país debido a la guerra tengan que acabar en territorio ruso.
Al parecer, el plan de Putin para la reapertura de los corredores implica que el destino es una ciudad rusa o bielorrusa, algo que no ha gustado nada al Ejecutivo de Zelensky.
Según recoge 'eldiario.es' citando a una fuente de Reuters cercana al presidente ucraniano, el objetivo de Rusia es acoger a refugiados ucranianos a través de estos corredores y proporcionarles ayuda humanitaria "para mostrar esa imagen en televisión". Motivo por el cuál, según la mencionada fuente, abogan porque las salidas seguras de Ucrania conduzcan a territorios rusos o bielorrusos.
1,7 millones de refugiados
La población civil sigue llevándose la peor parte de la guerra y según el último recuento de la ONU, el número de refugiados ucranianos asciende ya a 1,7 millones en apenas 2 semanas de conflicto.
De los más de 1,73 millones de personas que han podido salir del país, al menos 1 millón se encuentra en Polonia, el país más cercano. 180.000 se han dirigido a Hungría, Eslovaquia ha acogido a 128.000, 82.000 en Moldavia y 79.000 Rumanía. Además, según ACNUR, unos 53.000 habrían huido a Rusia.
Pero si la situación no cesa, la organización calcula que se podría alcanzar un éxodo de hasta 4 millones de personas, lo que supone la décima parte del país.