En una entrevista con la 'BBC' tras la tormenta de los últimos días, la primera ministra británica, Liz Truss, ha pedido disculpas a su pueblo por los "errores" cometidos en el inicio de su mandato pero se niega a dimitir.
Tras las presiones de las últimas horas, incluso de su propio partido, para que deje el poder apenas 40 días después de su nombramiento, Truss se resistió y afirma que agotará la legislatura y que será la candidata conservadora en las próximas elecciones.
Todo un reto a su partido, que quiere ya su cabeza. Ella, en cambio, optó por una estrategia de humildad y de disculpas para pasar página: "Quiero aceptar la responsabilidad y pedir perdón por los errores que he cometido".
Acaba de cambiar a su ministro de Finanzas y Hacienda, su íntimo colaborador Kwasi Kwarteng, de quien ofreció su cabeza como sacrificio para continuar ella. Nombró ahora a Jeremy Hunt, más moderado de cara a las medidas fiscales que quiere aplicar y que tanto impacto ha originado en el país.
Sus errores
Truss ha reconocido que "fue demasiado lejos y demasiado deprisa" con sus propuestas fiscales, muy discutidas por todos, sobre todo en lo que se refería a bajar impuestos a las rentas altas del país. Ella asegura que lo que quería era, en plena crisis inflacionaria y energética por la Guerra de Ucrania, que "la gente pudiese pagar sus facturas energéticas".
Continuando en esa senda, explicó que lo hizo porque hubiera sido "completamente irresponsable por mi parte no actuar en interés de la nación de la forma en que lo he hecho".
Continuará en el cargo
Truss también aseguró que no renunciará de forma voluntaria, retando a sus compañeros de partido, quienes podrían promover una moción de confianza, como le hicieron al caído Boris Johnson. "Lideraré a los conservadores en las próximas elecciones", afirmó, y continuó: "Lo importante es que he sido elegida para conseguir resultados para este país. Nos enfrentamos a momentos muy duros. Simplemente, no podemos permitirnos pasar el tiempo hablando del Partido Conservador en vez de lo que necesitamos conseguir. Ese es mi mensaje a mis colegas".
Su marcha atrás en los planes fiscales y el cambio de ministro de Finanzas sí ha tenido esta vez buena acogida en los mercados, tras unas semanas convulsas por la incertidumbre creada.
Truss añadió que seguía comprometida con una "economía de alto crecimiento y bajos impuestos", pero que preservar la estabilidad económica era ahora la "prioridad".