Después de nombrar a un antivacunas y negacionistas como es Robert F. Kennedy Jr al frente del departamento de Salud y de un presentador de televisión, Pete Hegseth, como secretario de Defensa, siguen las designaciones provocativas.
El futuro presidente de EEUU, Donald Trump va a poner a un empresario petrolero que defiende la controvertida técnica del 'fracking' como secretario de Energía.
Se trata de Chris Wright, que además es un conocido donante de la campaña republicana, como es el caso del multimillonario Elon Musk, que será el encargado de los recortes y la eficiencia financiera en las arcas públicas.
Además, recientemente se supo que el senador ultraconservador Marco Rubio, que intentó disputarle la candidatura republicana a Trump, será su secretario de Estado, pieza clave en todo gobierno estadounidense para la diplomacia internacional.
Quién es Chris Wright
Wright es fundador y director ejecutivo del grupo de servicios petrolíferos Liberty Energy, y Trump intenta con él mejorar las inversiones del sector privado y el "dominio energético" de Estados Unidos en el mundo.
La meta final es "reducir la inflación, ganar la carrera armamentista de la Inteligencia Artificial con China y expandir el poder diplomático" para los ciudadanos de EEUU.
Wright es un conocido defensor de los combustibles fósiles, del fracikng y cualquier recurso "necesario" para la sociedad, siendo crítico con la transición verde y las energías limpias.
Trump tiene mayoría en las 2 cámaras del Congreso, Senado y Cámara de Representantes, por lo que no tendrá problemas para la luz verde a sus nombramientos, salvo rebelión en las filas republicanas, que prácticamente se descarta.
Otros nombramientos que se conocen son los de Karoline Leavitt, de tan sólo 27 años, como portavoz de la Casa Blanca, y Steven Cheung, portavoz de su campaña, como director de comunicaciones de la Casa Blanca.
En general, todos los que acompañarán esta vez a Trump en esta aventura de 4 años son fieles servidores e incluso adoradores personales, puesto que quiere blindarse con un séquito que no le suponga ninguna rebelión interna.
Tan sólo cedió, y poco, con Marco Rubio y su vicepresidente, J.D. Vance, que en su día fue opositor a Trump, pero que ahora forman una piña para dar poder al sector ultraconservador que liderará esta legislatura.
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