Desde el apuñalamiento en Southport hace unos días, las protestas ultras y antiinmigración no cesan en Reino Unido. Un joven galés de 17 años asesinó a 3 niñas de 6 años, lo que conmocionó a la localidad y al país entero.
La desinformación lo vinculó con la inmigración, pero tras los disturbios generados el juez que lleva el caso ha permitido desvelar la identidad del menor, de nacionalidad británica.
Sus padres fueron inmigrantes, pero el joven ha nacido y se ha criado en Reino Unido, lejos de las informaciones xenófobas y racistas que se han difundido. Al parecer, el acusado está diagnosticado de autismo.
Pero la oleada de odio y violencia se ha extendido por la región y se ha puesto el foco en la inmigración. Más de 100 personas han sido detenidas este fin de semana y los saqueos y las quedadas para arrasar con todo siguen muy activas.
Pero dentro del caos también hay tiempo para la esperanza y la humanidad, así se ha demostrado en Bristol.
Cadena humana para proteger a unos inmigrantes de la masa enfurecida
Según recoge el 'Bristol Post', una serie de personas formaron una cadena humana para proteger a los inmigrantes que se encontraban dentro del hotel Redcliff Hill.
Este es uno de los centros de la ciudad donde se alojan a algunos solicitantes de asilo, por lo que fue el destino que se fijaron las marchas ultraderechistas.
El mencionado medio explica que los intentos de la Policía por mantener separados a los 2 bandos (los que cargan contra los inmigrantes y los que piden calma) fracasaron. La situación era de auténtico caos.
Un grupo se dirigía al citado hotal cuando, de repente, un grupo de contramanifestantes se reunieron y formaron una hilera para impedir el paso a la masa enfurecida.
Dentro se encontraban solicitantes de asilo, muchos de ellos familias con niños, confirman desde la prensa británica.
"Fueron maltratados, golpeados y pateados. Hubo peleas, un muchacho fue expulsado de su bicicleta. La intención de los muchachos que llegaron no estaba clara: ¿manifestarse pacíficamente afuera? ¿O entrar?".
Un gesto heroico que no ha pasado desapercibido y se ha difundido en redes sociales resaltando la cara más humana dentro de una oleada de violencia.
"Los ciudadanos comunes de Bristol los detuvieron. Arriesgaron su vida, se enfrentaron a personas que querían cometer actos violentos y se mantuvieron firmes", han subrayado desde el periódico.
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