La nueva primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, tenía claro que su mandato iba a ser complicado, pero nadie ni ella se hicieron cuenta de cuánto.
Y es que tras tener que rectificar su anunciada reforma fiscal, este viernes ha tenido que destituir de urgencia a su ministro de finanzas británico, Kwasi Kwarteng.
Lo hace para ofrecer una cabeza política antes de que le llegue el turno a ella, ya que parte del Partido Conservador, los Tories, le piden su renuncia y que se haga cargo Rishi Sunak, quien fue el otro candidato a liderar el gobierno que dejó Boris Johnson este verano.
El plan fiscal de Truss sigue ofreciendo mucha polémica mientras que la libra se resiente de la continua incertidumbre por los discursos contradictorios y las medidas económicas fallidas y sin apoyos.
Su formación, el Partido Conservador, está mayoritariamente en contra de su plan fiscal y tras pedir primero una marcha atrás, ahora le pide su renuncia porque el daño a la economía británica ya está hecho.
El ministro Kwarteng estaba de viaje oficial a EEUU cuando fue llamado a volver urgentemente y ser destituido tras comunicárse lo este mediodía la primera ministra, que ahora intenta resistirse a las presiones para que abandone.
Mandato turbulento para Truss
Truss sólo lleva algo más de un mes la casa oficial del número 10 de Downing Street, cuando sustituía a Johnson el 6 de septiembre.
Sunak perdió por poco la carrera sucesoria y se dijo en su momento que condicionantes racistas impidieron que fuera primer ministro, debido a sus orígenes indios. Ahora sería el siguiente candidato propuesto por el partido Tory, pero pocos creen que llegue la paz en un momento tan turbulento para la economía occidental por la guerra de Ucrania y la derivada crisis inflacionaria y energética.
El anuncio de Truss más polémico fue la bajada de impuestos generalizado pero sobre todo a las rentas altas, lo que generó un fuerte rechazo social en el Reino Unido.
Los mercados siguen hundidos y nerviosos ante tanta incertidumbre e inestabilidad política, y todo apunta a que el partido busca presionar a Truss para que deje el puesto antes de que la sociedad vaya cambiando de formación política favorita para las próximas elecciones.
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