Cada 25 de abril, la Iglesia Católica celebra a dos figuras de gran relevancia en la tradición cristiana: San Marcos Evangelista, autor del segundo Evangelio y patrón de numerosas profesiones, y San Pedro de San José Betancur, misionero franciscano y primer santo canónico de Centroamérica.
San Marcos Evangelista: el cronista de Cristo
San Marcos, también conocido como Juan Marcos, fue uno de los cuatro evangelistas y discípulo cercano de San Pedro. Aunque no conoció a Jesús directamente, su relato del Evangelio —el más breve de los cuatro— se basa en la predicación de Pedro, lo que lo convierte en un testimonio clave de la vida y enseñanzas de Cristo.
Según la tradición, Marcos nació en Jerusalén y su familia estaba vinculada a los primeros cristianos. Su casa habría sido el lugar donde se reunieron los apóstoles después de la Ascensión de Jesús y donde, según algunos estudiosos, ocurrió la Última Cena.
Misión evangelizadora
Marcos acompañó a San Pablo y San Bernabé (su primo) en sus primeros viajes misioneros, aunque luego se separó de ellos. Posteriormente, se unió a San Pedro en Roma, donde escribió su Evangelio hacia el año 60-70 d.C., dirigido principalmente a cristianos de origen pagano.
Su obra destaca por su estilo directo y narrativo, con especial énfasis en los milagros de Jesús, presentándolo como el Hijo de Dios que vence al mal.
Martirio y patronazgo
La tradición señala que Marcos murió mártir en Alejandría (Egipto), arrastrado por las calles atado a caballos. Sus restos fueron trasladados a Venecia en el siglo IX, donde hoy reposan en la Basílica de San Marcos, símbolo de la ciudad.
Es patrón de:
-
Abogados y notarios (por su precisión narrativa).
-
Pintores y escribas (por su labor como evangelista).
-
Egipto y Venecia, donde su figura es especialmente venerada.
🔹 Curiosidad: En algunos países, como Italia, el 25 de abril se celebra la fiesta de las rosas en su honor, vinculada a una leyenda medieval sobre su tumba.
San Pedro de San José Betancur: El "San Francisco de Asís de América"
De pobreza a santidad
Nacido en Tenerife (España) en 1626, Pedro de San José Betancur fue un humilde pastor que, tras una juventud marcada por la pobreza, sintió el llamado misionero y viajó a Guatemala. Allí se convirtió en el primer santo originario de las Islas Canarias y uno de los más queridos en Centroamérica.
Obra social y espiritual
Fundó la Orden de los Betlemitas, dedicada a atender a pobres, enfermos y niños abandonados. Creó el Hospital de Nuestra Señora de Belén en Guatemala, pionero en la atención a indigentes y enfermos contagiosos.
Su espiritualidad, influenciada por San Francisco de Asís, se centraba en:
✔ La humildad radical (vivió como mendigo entre los más pobres).
✔ La devoción al Niño Jesús (promovió los "Belenes" o nacimientos).
✔ El amor a los marginados (atendía personalmente a leprosos y presos).
Legado y canonización
Murió en 1667, pero su obra perduró. Fue beatificado en 1980 y canonizado por Juan Pablo II en 2002, siendo el primer santo canario y guatemalteco.
Hoy, es patrón de:
🔹 Dato destacado: En Antigua Guatemala, se conserva la "Cruz del Hermano Pedro", donde se dice que realizaba sus penitencias.
Otros santos y beatos del 25 de abril
Además de los dos principales, este día también se recuerda a:
-
San Aniano de Alejandría (sucesor de San Marcos como obispo).
-
Santa Franca de Piacenza (abadesa cisterciense).
-
Beato Juan Piamarta (sacerdote italiano, fundador de escuelas para obreros).
¿Cómo se celebra este santoral en el mundo?
-
En Venecia (Italia): Procesiones en la Basílica de San Marcos y bendición de rosas.
-
En Guatemala: Peregrinaciones al Santuario del Hermano Pedro en Antigua.
-
En Tenerife (España): Misas y actos culturales en honor al "santo de los pobres".
Reflexión para el 25 de abril
Tanto San Marcos como San Pedro de Betancur representan dos formas de vivir la fe:
📖 Marcos, con la palabra escrita, nos invita a profundizar en el Evangelio.
✝️ Pedro Betancur, con la caridad, nos recuerda que el amor a Dios pasa por servir al prójimo.
Su legado sigue vigente hoy, especialmente en un mundo donde la espiritualidad y la justicia social son más necesarias que nunca.