Con él llegó el escándalo, como en la legendaria película. Cual estaba previsto, Roca Rey -que colgó el acostumbrado cartel de no hay billetes- fue el protagonista de la tarde. Para bien, por el triunfo estadístico de una oreja más de plaza y público de talanqueras, y para mal, al resultar cogido por el único que mató. A pesar del percance, el peruano siguió en el ruedo con unas series de entrega y vulgaridad, lo que junto a las protestas del tendido 7, y de otros buenos aficionados, llevó a gran parte del gentío a volcarse en el apoyo al coletudo, y solicitar, no de manera mayoritaria, el premio. Ante un encierro de excelente presentación de Fuente Ymbro pero descastado y áspero, menos 2º y 3º, cumplieron Ureña, con el peor lote, y Víctor Hernández, que mostró su buen concepto y cortó otra oreja también sin petición suficiente.
Roca, el rey en las taquillas, pareció venir a desquitarse de su petardo en San Isidro -incluyendo los tres avisos que recibió en uno de sus bureles- y se hincó de hinojos para iniciar el muleteo de su primero, manejable y de gran movilidad -que no casta-, con dos redondos y el inevitable cambiado por detrás. Ya en pie, anduvo acelerado, con exceso de enganchones a veces y fuera de cacho también a veces, lo que le valió la recriminación razonable y merecida del sanedrín sabio del 7.
No había ni mando ni temple ni gran calidad y tampoco se le jaleaba en demasía. Pero en esto, tras un pase de pecho, llegó el tremebundo y espectacular percance, y el ambiente cambió tanto a su favor como en contra de ese tendido hasta con alguna gente en pie abroncándo a sus ocupantes como si ese sector tuviera la culpa. Entonces Roca, pundonoroso y maltrecho, volvió a la cara del toro y repitió un par de series de similar mediocridad. Tras pinchazo y estocada desprendida y dos avisos, el usía le concedió una oreja facilonga y de talanqueras.
También Hernández echó en su esportón otro trofeo ante el tercero, mansote y con un punto de movilidad. El madrileño, sereno y templado, brilló con su buen gusto y apuesta por el clasicismo con bellas series por ambos pitones, y después levantó el ambiente con unas bernadinas muy ajustadas en una de las cuales el animal le derribó sin llegar a prenderle. Tampoco la petición, ni los méritos, eran para premio, pero al menos le llegó con un buen toreo.
La imagen de coletudo, al que hay que dar más actuaciones, la repitió con el otro, que le medía mucho y fue desarrollando peligro, incluso le dio un palotazo en la cara con el pitón. De nuevo sereno, tranquilo y sin descomponerse ni un momento -estadísticas al margen- el de Santos de la Humosa volvió a dejar buen sabor.
El que dejó Paco Ureña en su descastadísimo segundo, al que cruzado y en el sitio de la verdad, robó una serie de naturales con el compás abierto que fueron lo más artístico de la tarde. Ni siquiera eso le permitió el que abrió función, tan parado que parecía que se había escapado de los toros de Guisando. Y menos, el peligroso que correspondía a Roca y al que tras intentarlo, lo macheteó por la cara y lo despenó rápido.
FICHA
Toros de FUENTE YMBRO, con trapío, bien armados y astifinos, de escaso juego en general, descastados excepto 3º y 4º; 5º y 6º, peligrosos. PACO UREÑA: palmas tras aviso; gran ovación; silencio. ROCA REY: oreja con protestas, tras dos avisos, en el único que mató. VÍCTOR HERNÁNDEZ: oreja; ovación. Plaza de Las Ventas, 6 de octubre, 6ª y última de la Feria de Otoño. Lleno de no hay billetes. ENFERMERÍA: Roca Rey herido en cara posterior 1/3 proximal muslo derecho, con dos trayectorias una hacia delante de 15 cm. que produce destrozos en músculos isquiotibiales y contusiona nervio ciatico, y otra hacia dentro de 15 cm. que produce destrozos en músculo glúteo mayor. Pronóstico grave.Fue intervenido quirúrgicamente siendo posteriormente trasladado a la Clínica la Fraternidad Muprespa. Víctor Hernandez entró en la enfermería al término del festejo con herida inciso contusa por asta de toro en región malar, que se suturó. Pronóstico leve.