Rodríguez, actor con mucha experiencia sobre las tablas y profesor en esta sala, explica que siempre busca obras para sus alumnos y alumnas que a la par sean "lo más enriquecedoras y desafiantes posible". Porque, como añade, el sello de Bululú 2120 como escuela siempre ha sido el trabajo con la acción y el cuerpo como medio de expresión. "De nada sirve que el texto exprese si yo no veo nada en el cuerpo". Porque estima que se necesita muy poco para crear un ambiente o una atmósfera en escena. Sólo dos intérpretes mirándose y respirando la situación: "Eso ya te atrapa desde el principio".
Y, claro, como es lógico, entiende que todo ello está presente en 'Esperando a Godot': sus silencios llenos de interrogantes y búsquedas en los que uno tiene que zambullirse sin miedo; las acciones como huída hacia adelante; el otro como aquel en el que yo me descubro...etc. Algo que cumple sobraramente esta obra compleja y llena de significados.
"Hemos jugado con ciertas conexiones entre Beckett y 'La Vida es Sueño'; hemos debatido mucho a cerca de si la historia de Vladimir y Estragón es existencialista, como siempre se ha defendido, o si encierra un cierto optimismo al ver a dos personajes que, pese a todo, siempre siguen adelante. En fin, todo lo que cabe en una vida cabe en un clásico. Y este es un buen ejemplo".
En definitiva,algo tan sencillo,a la par que tan complicado y expresivo como dos seres en mitad de un paraje vacío y silente donde lo único que hay es un árbol muerto; dos extraños visitantes; la espera de un conocido que no termina por presentarse; el tiempo se dilata y se llena de acciones inútiles, conversaciones banales y la peor de las perspectivas…
¿Hemos estado ya aquí? ¿De dónde venimos y hacia dónde vamos? ¿Quién es el otro para mí? ¿Una amenaza o mi principal apoyo? "En medio de la nada más absoluta deberán encontrar el motivo para seguir existiendo", concluye Rodríguez, también autor de esta versión cuyos intérpretes son Gonzalo La Nata, Ana Felipe, Ena Gil y Rabi Pérez, autor también del diseño gráfico.