Así es la Fiesta en su grandeza y dureza con su cara y su cruz, tal es su atractivo y fuerza, y de ahí la admiración que, al margen de mejores o peores tardes, merecen todos los toreros. Esa parte positiva fue la actuación de Emilio de Justo con el que abrió la encerrona, con mucha casta y que pedía una mano firme para domeñarlo y la encontró en su matador, quien atraviesa el mejor momento de su carrera. Lo recibió con seis verónicas magistrales, lentas y majestuosas, ganando terreno, rematadas con una media de categoría. Tampoco el extremeño se dio pábulo y ni una ventaja con la franela, donde empapó la embestida del funo desde el inicio.
Con temple, ligazón, la suerte cargada, lo recibió con cinco naturales en los medios, a los que siguieron otros cuatro en el platillo y cuatro redondos de antología. El animal se iba rajando por el pitón derecho y Justo se echó la franela a la izquierda para otros cuatro naturales rematados con el d epecho y dos trincherillas mágicas. La lección de torería excelsa, en tan sólo 20 pases, estaba ya explicada sobre el encerado venteño, sólo faltaba atracarse de verdad de verdad de la buena para despenarlo y entonces surgió el percance y se ahogaron los corazones del cotarro para el resto del festejo.
Pero, se insiste, la Fiesta es así y quien temiera por la papeleta que le quedaba al poco placeado Álvaro de la Calle, pronto olvidó sus dudas. Porque el salmantino no se arredró: no sólo anduvo con dignidad el resto de la tarde, sino que incluso alboreó momentos brillantes, sobre todo con ese toro de vacas que fue ‘Duplicado’. Un animal bravísimo en el caballo al que acudió galopando desde lejos en la segunda y tercera vara, provocando el lucimiento –con el público puesto en pie- del picador Óscar Bernal.
Qué maravilla de espectáculo. El animal, también encastadísimo, galopaba con nobleza y humillado como el más arrepentido pecador a la flámula de De la Calle, quien con algún altibajo se lució por los dos pitones en varias series, algunas hasta con desmayo, dando mínimamente la talla frente a 'Duplicado', premiado con la vuelta al ruedo, como su matador. También hay que destacar y poner en el cuadro de honor a los subalternos Andrés Revuelta, José Chacón, tanto en la brega como con los rehiletes, suerte en la que igualmente anduvo soberbio Jesús Arruga.
Del resto de festejo poco hay que contar ya que los bicornes escasamente dieron opción a un sobresaliente que estuvo de aprobado para arriba en conjunto desde el los noblotes pero sosos de Domingo Hernández y Victorino (éste, además muy flojo) a los descastados de Palha y Parladé. Con la lidia de este último se echó el telón que apuntaba a ser la consagración definitiva de Emilio de Justo (cuyas tres anteriores actuaciones en la cátedra venteña saldó con sendas salidas a hombros; ahí queda eso) y quedó en drama cercano a la tragedia que le va a tener apartado de los ruedos varios meses. Así es la Fiesta en su grandeza y dureza.
FICHA
Toros de PALLARÉS, DOMINGO HERNÁNDEZ, VICTORINO MARTÍN, VICTORIANO DEL RÍO -premiado con vuelta al ruedo-, PALHA y PARLADÉ. Bien presentados en general excepto el de Victorino, sin trapío ni fuerza; variados de capas y de juego desigual destacando 'Duplicado' el bravo y encastado de Victoriano del Río. EMILIO DE JUSTO: oreja en el único que mató. ÁLVARO DE LA CALLE: silencio tras dos avisos; palmas tras aviso; vuelta al ruedo; silencio; ovación. Enfermería: Emilio de Justo, al que se le realizó un TAC de columna cervical, sufre fractura con estallido de masa lateral izquierda de atlas (C1) y fractura con estallido de masa lateral derecha de Axis (C2) sin desplazamientos apreciables. Pronóstico muy grave. Plaza de Las Ventas. Madrid, 10 de abril. Casi lleno.