La Casa Blanca ratificó este viernes su intención de aplicar aranceles a más naciones, entre ellas sus vecinas México y Canadá, y también a China.
Es una medida que podría alterar el comercio internacional y aumentar el precio de diversos productos en el mercado estadounidense.
En una conferencia de prensa, Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, afirmó que el presidente Donald Trump confirmó la entrada en vigor de estos gravámenes a partir del sábado.
Según Trump, esta decisión responde a la permisividad de ambos países en el tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos.
Unión Europea, también
El mandatario también señaló que "definitivamente" impondrá aranceles a los productos que la Unión Europea (UE) exporta a su país, aunque no detalló cuáles serán los bienes afectados ni el momento exacto de su aplicación.
Estas declaraciones las realizó en el Despacho Oval, donde un periodista le preguntó sobre sus planes respecto a la UE. "¿Quiere la respuesta sincera o le doy una respuesta política? Definitivamente, la Unión Europea nos ha tratado de manera terrible", respondió el mandatario.
El presidente criticó duramente a la UE, afirmando: "Nos tratan muy mal. No aceptan nuestros coches, no aceptan nuestros productos agrícolas, esencialmente no aceptan casi nada, y tenemos un enorme déficit con la Unión Europea. Así que haremos algo muy importante con la UE, vamos a equilibrar la balanza".
La balanza comercial entre la UE y Estados Unidos ha sido un tema recurrente en la agenda de Trump. Según cifras de la Comisión Europea, en 2023 la UE registró un superávit en el comercio de bienes con EEUU, con exportaciones que superaron los 502.000 millones de euros e importaciones que alcanzaron los 340.000 millones de euros.
Repite acciones de su primer mandato
No es la primera vez que Trump recurre a los aranceles como herramienta de política comercial. Durante su primer mandato (2017-2021), el presidente estadounidense impuso gravámenes del 25% al acero y del 10% al aluminio procedentes de Europa, medidas que generaron tensiones y represalias por parte de los socios comerciales afectados.
La decisión de aplicar nuevos aranceles ha generado preocupación entre analistas y empresarios, quienes temen que estas medidas puedan desencadenar una guerra comercial y afectar negativamente a la economía global. Además, se prevé que el aumento de los costes de importación repercuta en los precios finales de los productos, lo que podría impactar directamente en el bolsillo de los consumidores estadounidenses.
Trump, sin embargo, ha defendido su postura, argumentando que estas acciones son necesarias para proteger los intereses económicos de Estados Unidos y corregir lo que considera desequilibrios comerciales perjudiciales para el país.
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