Continúa la escalada de la disputa entre las dos mayores economías del mundo. Como respuesta a los aranceles que EE.UU. impuso a las importaciones de aluminio y acero, China ha incrementado los aranceles en hasta un 25% a 128 productos estadounidenses. Los gravámenes, vigentes desde ayer lunes, coinciden con una lista de posibles aranceles por importe de hasta 3.000 millones de dólares a productos estadounidenses publicada por China el 23 de marzo. El Ministerio de Comercio de China anunció que suspendía sus obligaciones con la OMC para reducir los aranceles a 120 productos estadounidenses, incluidos frutas y el etanol. Las tarifas de esos productos se incrementarán un 15%. Otros ocho productos, entre ellos la carne de cerdo y la chatarra de aluminio, ahora estarán sujetos a aranceles adicionales de un 25%. El presidente estadounidense se prepara por su parte para imponer aranceles por importe de más de 50.000 millones de dólares a productos chinos para castigar a Pekín por las acusaciones de que ha usurpado de manera sistemática la propiedad intelectual estadounidense, lo que China niega. China ha prometido reiteradamente abrir aún más su economía, pero muchas empresas extranjeras siguen quejándose de un trato injusto. Pekín advirtió la semana pasada a EE.UU. que no abra una "caja de Pandora" y desencadene un aluvión de prácticas proteccionistas en todo el mundo. Lo cierto es que, aunque China y Estados Unidos no han dicho públicamente que están en medio de una guerra comercial, las chispas de esta guerra empiezan a saltar.