En la reunión del BCE celebrada ayer sí se discutió la apreciación del euro. Lo confirmaba su presidenta en la rueda de prensa posterior, apuntando que el objetivo del mandato de la institución monetaria es la estabilidad de precios y “claramente el nivel de apreciación del euro ejerce una presión negativa en los precios, tenemos que observar de cerca y con cuidado este tema", para inmediatamente añadir, “pero como ustedes saben, nosotros no controlamos el tipo de cambio".
Lagarde enfatizó que no haría comentarios sobre el nivel que se consideraría apropiado para el euro y remarcó que las previsiones publicadas por el BCE no incluían un riesgo de deflación para la zona euro. Preguntada sobre posibles cambios en la política monetaria, Lagarde dijo que el BCE ha tomado nota de la revisión de estrategia de la Fed, y que los integrantes del consejo de gobierno creían que las medidas existentes eran "eficientes y efectivas" y que posiblemente las emplearían en su totalidad.
Recesión menos profunda de lo esperado
El BCE espera que la zona euro sufra una recesión menos profunda este año que lo que temía previamente, aunque es probable que la inflación continúe por debajo del objetivo durante los próximos años. Estima que el PIB se reduzca un 8,0% este año, una leve mejoría leve frente a la estimación previa en junio de una contracción del 8,7%. Sin embargo, es probable que la recuperación también sea más lenta.
El BCE espera que la economía crezca un 5% en el 2021, por debajo de la previsión anterior de 5,2%. Deja sus proyecciones de inflación casi sin cambios, con un 0,3% previsto para este año, que aceleraría al 1,0% en 2021 y al 1,3% en 2022.