Las ventas minoristas en Estados Unidos se recuperaron en febrero, impulsadas por las ventas de automóviles y gasolina, pero el gasto de los consumidores se está desacelerando a medida que los hogares lidian con la inflación y los mayores costes de endeudamiento.
El Departamento de Comercio publicó ayer que las ventas minoristas aumentaron un 0,6% en febrero. Las estimaciones se situaban en un aumento del 0,8%. Los datos de enero se revisaron a la baja, al -1,1% desde el -0,8% publicado anteriormente. El descenso de las ventas en enero se debió en parte por las malas condiciones meteorológicas y las dificultades para ajustar los datos a las fluctuaciones estacionales.
Una vez eliminados en gran medida esos factores, las ventas están volviendo a un patrón más normal. Las ventas minoristas, excluidos automóviles, gasolina, materiales de construcción y servicios alimentarios se mantuvieron sin cambios en febrero. El gasto de los consumidores, aunque se mantiene firme, se está ralentizando en el primer trimestre y los hogares se centran cada vez más en lo esencial y recortan el gasto discrecional.
El gasto sigue estando respaldado por un mercado laboral bastante ajustado, y no se ve riesgo de recesión inminente. La Reserva Federal de Atlanta pronostica que el PIB aumentará a una tasa anualizada del 2,5% en el primer trimestre del año, lo que supondría una ralentización frente al 3,2% registrado en el cuarto trimestre de 2023.
Estos datos no modifican las expectativas del mercado en cuanto a que la Fed mantendrá la próxima semana los tipos de interés invariados en el rango actual del 5,25%-5,50%.