Los estadounidenses votaron ayer para elegir si el presidente Donald Trump o el candidato demócrata Joe Biden liderará a Estados Unidos en los próximos cuatro años. Poco más de 100 millones de estadounidenses votaron por anticipado, ya sea por correo o en persona, según el Proyecto de Elecciones de la Universidad de Florida, una cifra impulsada por las preocupaciones sobre centros abarrotados en medio de la pandemia, así como por un entusiasmo extraordinario.
El total ha roto récords y ha llevado a algunos expertos a predecir la participación más alta desde 1908. Los demócratas eran los favoritos para ganar 14 reñidas carreras al Senado de Estados Unidos y obtener el control total del Congreso, pero los resultados finales de al menos cinco de esas contiendas podrían no conocerse durante varios días y, en algunos casos, meses.
Con las votaciones de ayer, las campañas de los dos candidatos no han terminado. Después de los comicios, ahora se preparan para las disputas judiciales que podrían llegar tras el recuento de los votos. Ante la posible batalla legal, ambos partidos han reunido un ejército de abogados. Basta recordar que Trump ha cuestionado la integridad de los resultados de las elecciones durante meses, afirmando que el voto por correo es un fraude, y no se ha comprometido a una transferencia pacífica del poder en caso de derrota. Ayer volvió a hacerlo.