La economía de China alcanzó su ritmo de crecimiento más lento en un año en el tercer trimestre, afectada por la escasez de energía y la incertidumbre en el sector inmobiliario que pone de manifiesto los retos a los que se enfrentan los responsables de la política económica. En el tercer trimestre el PIB se expandió un 4,9% con respecto al año anterior, incumpliendo las previsiones que estimaban un crecimiento del 5,2%. La segunda economía más grande del mundo había protagonizado en el primer trimestre de este año un crecimiento de un 18,3% en comparación con el primer trimestre de 2020 que fue en el que estalló la crisis del Covid-19 y el cierre de la economía china. Bajo el liderazgo del actual presidente, la economía china se encuentra en una etapa de reformas y cambios estructurales para hacer frente a los riesgos y las distorsiones a largo plazo.
La crisis de Evergrande sigue abierta. Ayer la compañía comunicó a la bolsa de Hong Kong que haría frente al pago de unos bonos en yuanes por un contravalor de 19 millones de dólares, sin embargo, sigue sin anunciar qué pasa con los tres cupones en dólares ya impagados y cuyo periodo de gracia de un mes se cumple a finales de esta semana. El organismo de control de auditorías de Hong Kong ha puesto en marcha una investigación sobre las cuentas de Evergrande Group relativas al 2020 y la primera mitad de 2021, así como de la auditoría realizada por PwC. El pasado viernes un miembro de la ejecutiva del Banco Central de China aseguró que están monitorizando la situación y que los riesgos para el sistema financiero que pueda derivarse de una posible quiebra son “controlables”.