Los mercados llevaban tiempo esperándolo y las bolsas celebraron su llegada. El Senado de Estados Unidos aprobó el sábado por un estrecho margen una reforma fiscal. En lo que sería el mayor cambio en las leyes fiscales del país desde la década de 1980, los republicanos quieren sumar 1,4 billones de dólares en 10 años a la deuda nacional de 20 billones de dólares para financiar cambios que dicen que impulsarían una economía que ya está creciendo. En palabras del presidente estadounidense, con esta "tremenda reforma tributaria la gente va a estar muy, muy feliz". La próxima semana probablemente comenzarán las negociaciones entre el Senado y la Cámara de Representantes, que ya aprobó su propio proyecto de reforma fiscal. Trump quiere que eso suceda antes de fin de año, lo que le daría a él y a los republicanos su primera gran victoria legislativa de 2017. La aprobación de la reforma impositiva ha propiciado mayores expectativas de subida de tipos de interés. Según una encuesta de Reuters, mientras que casi un 80 por ciento de los economistas consultados en octubre había dicho que esos recortes impositivos no eran necesarios, la aprobación del proyecto conlleva un cambio a estimaciones de tipos más altos y subidas a mayor ritmo. Ahora proyectan tres aumentos de tipos el próximo año frente a las dos subidas que estimaban hace pocas semanas. El comisario de Asuntos Económicos de la Unión Europea ha señalado que la UE “vigilará de cerca” el impacto de la reforma fiscal de Estados Unidos para analizar su efecto en el déficit estadounidense y en los impuestos a nivel global.