Los incrementos de la volatilidad esta semana han puesto fin a un período de calma inusual de casi dos años en los mercados. Por ello, es normal que, tras la jornada negra que se ha vivido en las bolsas mundiales arrastradas por Wall Street, desde la administración estadounidense se intente tranquilizar. Ayer, el secretario del Tesoro minimizó las preocupaciones que han presionado a la baja los mercados bursátiles y dijo que el gobierno estaba enfocado en el crecimiento económico a largo plazo. "El mercado de acciones ha subido significativamente... desde que el presidente Trump fue elegido. Estamos monitorizando los mercados bursátiles, están operando muy bien", dijo el secretario del Tesoro a legisladores durante una audiencia programada en el Capitolio. También el Banco de Japón señaló que mantendrán la política monetaria e intentaron restar preocupación por el efecto que la caída de las acciones pueda tener en una recuperación que está tomando fuerza. Lo cierto es que lo sucedido estos días en los mercados no ha hecho cambiar la opinión más generalizada de que la tendencia del rendimiento de los bonos es alcista. Incluso, en lo poco que llevamos de 2018, algunos grandes bancos han revisado al alza sus previsiones de cómo finalizarán el año los rendimientos de los bonos en Estados Unidos y en Europa.