Ayer fue festivo en Estados Unidos, y eso se reflejó en unos mercados con escaso nivel de actividad. Como cada tercer lunes del mes de febrero se celebraba el Día del Presidente. Para quien no resultó “festivo laboral” fue para el actual vicepresidente. Ayer se encontraba en Bruselas, un mes después de que el actual presidente alarmase a los líderes de la UE al apoyar la decisión de Reino Unido de abandonar el bloque, sugiriendo que otros estados podrían seguir su camino. El objetivo del viaje ha sido “tranquilizar” a la UE y buscar lazos “más profundos” con el bloque comunitario. El vicepresidente declaró que había llegado “al hogar de la Unión Europea” con un mensaje del presidente Trump: el “compromiso firme (…) para continuar con la cooperación y la asociación con la Unión Europea”, y respondió afirmativamente a tres preguntas formuladas por el presidente del Consejo Europeo: el actual sistema de derecho internacional, la OTAN y “la idea de una Europa unida”. Estas afirmaciones del vicepresidente, alentadoras para los funcionarios de la UE, no obstante, son vistas con cierta cautela hasta ver si las acciones de Trump las corroboran. Mientras tanto, la zona euro intenta ir cerrando frentes abiertos. Ayer, a la vez que los ministros de Finanzas debatían si pueden volver a enviar una misión de expertos a Atenas para preparar una revisión de las reformas del rescate griego, el director del fondo de rescate de la zona euro declaraba que Grecia necesitará menos en préstamos de emergencia por parte de los acreedores internacionales, que lo acordado para su tercer programa de rescate, 86.000 millones de euros, “porque el presupuesto ha evolucionado mejor de lo previsto”.